
El tiempo es secundario. No es en la temporalidad donde se justifica la existencia. Los estados de conciencia ocurren independientes del tiempo. Así un segundo o un millón de años son parámetros inútiles para la trascendencia. El estado de conciencia que produce la Odisea, en Homero primero, en las que la estudiaron después, es uno en sí mismo y válido en sí mismo, así hayan transcurrido millones de años y nadie más la lea, es un eslabón de la conciencia universal, independiente del transcurrir.
Pero, leamos bien, el hecho de que los estados de conciencia sean independientes del tiempo no quiere decir que no lo interpreten. Para cada quien existe un tiempo según el grado temporal de su atención. Así la bestia desconoce su tiempo y el rey dice que el tiempo pasa y el torturado que no pasa. Pero el tiempo juega como la muerte un juego de tocares y se acerca y se aleja hasta que nos toma y así los perdemos (o los ganamos) para siempre.