viernes, enero 29, 2010

Tobacco Dove

Los organizadores del Festival Internacional de Poesía de Bolivia 2010 me pidieron traducir poemas de Marion Bethel (1953), poeta que vive y trabaja en Nassau, Bahamas donde nació. Anunciamos que estará presente en La Paz y luego en Oruro a partir del lunes 8 de febrero. Así que los que estén por esas ciudades podrán conocer y oír sus poemas directamente.

Como principal antecedente, recordaremos que en 1994 Marion Bethel recibió el Premio Casa de Las Américas por un libro de poesía llamado GUANAHANI, MI AMOR que fue publicado en una edición bilingüe (Español- Inglés) en enero de1995.

La experiencia de aproximarme a sus textos me hizo ver que transitar por su poesía es descubrirse en las Bahamas a través de un marcado dominio de la sintaxis inglesa que hace que los poemas tomen un ritmo cortado por declaraciones que dibujan los escenarios en los que se inscribe lo que quiere expresar.

Podemos advertir una elaboración fina cuyo hilo va tejiendo obras de arte que a momentos nos llevan de la sensualidad a la denuncia, pero siempre marcados por una mirada de desasosiego, de desplazamiento.

La ausencia de puntuación hace de los poemas una cascada de voces que guarda lo sensual en forma de imágenes, y esa sensualidad viaja como agua que acaricia o golpea, según los azares de su desarrollo.

Acaso las Bahamas y las raíces africanas sean la voz de su universo, pero los versos nos regresan a lo esencia, a lo más profundo que se agita en el ser humano, expresada, naturalmente, a través de lo cotidiano.

Aquí copio uno de sus poemas, que en inglés titula Tobacco Dove, y que aquí hemos traducido como “Tortolita”.


TORTOLITA

Estaba en la carretera
haciendo lo que las tortolitas hacen
deslizándome sobre las soñolientas calles cubiertas rocío
buscando el amor en
los cables de alta tensión

en tormentas resplandecientes y estruendosas
hinqué el placer
jugando limbo
bajo vallas de púas
tragando el deseo en delgadísimo y enrarecido aire

No era una paloma prisionera
en vuelo de fantasía
burlándose y alardeando
un plumaje
de atrofiadas alas

Yo sabía el precio del vuelo
el arte de la dirección
claridad de vidrio
la geografía de pantanosos manglares
los humeantes incendios en los campos de coníferas

Yo conocía el arte
de la ilusión de las alas
y las sacaba a tiempo
antes del retroceso de aquella rueda
un juego que jugaba varias veces al día

¿Por qué estaba yo tan lenta aquella mañana
si mis uñas no estaban atrapadas en blanda brea?
¿qué me cautivó un segundo demasiado largo
como la llanta convertida
en mis alas?

Yo estaba en la carretera
haciendo lo que las tortolitas hacen
los árboles de olivo no crecen aquí
y yo no era ningún mensajero
de Noé.

Traducción: Gary Daher

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viernes, enero 22, 2010

Colapso


Vivo entre el consultorio y el baño.

A veces utilizo la cama
para depositar mi cabeza
que en realidad está en el baño
sobre la superficie dura y fría
que ahoga toda la cama.

Entre el consultorio y el baño
lo único que se desgarra son las palabras
y ese es el poema.

viernes, enero 15, 2010

Ciudad Doliente


He borrado varias veces lo que intentaba escribir en este blog. Ahora no. No me interesa borrar, aunque me ruborice de lo escrito. Las palabras escritas se levantan como una vergüenza. Impresas producen una espantosa inmovilidad, esa postura de juez de mis actos. Allí están esas palabras que no reflejan lo que hubiese querido decir. Y se acomodan de tan mala manera que molestan a mi vista. Es espantosa la sensación de tenerlas con esa torpeza. Pero las dejo, les permito esa vida que ya no es la mía, ese aborto de vida que llevará inevitablemente mi mediocridad a cantar a todos los vientos la melodía, esa canción con la que nací y que no me la puedo sacar ni con piedra pómez.

Pero aún me digo que tengo que escribir, como si se tratara de un destino, cuando es como una expiación. Una extraña penitencia como la que sufre Paolo en el círculo de los lujuriosos, condenado al suplicio aunque al lado de Francesca, el ser amado. Yo llamo a ésta literatura.

Así los hombres buscamos engañar a la muerte. ¿Quién golpea el cincel? Marcan los tiempos, los dientes de los días hincan sus molares. La historia no es más que huracán que se instala entre las horas. Se oye pasar la carreta. Hay un terrible silencio y luego un gran aullido.

Y escribo: La muerte se ha instalado en Haití.

viernes, enero 08, 2010

Helena moderna

En 1969
el hombre pisó la luna
todos los niños pensamos que era una conquista
del espacio infinito
la huella de Neil Amstrong
marcada en nuestras pupilas
la profunda huella
de la victoria humana.



Ahora
muchos años después
cuando contemplo la luna
pienso en la extraña figura del astronauta
saltando como rana
y no puedo relacionarla
con este deslumbramiento
con esta mágica presencia
iluminando majestuosa entre los mangales
-Helena moderna-
tanto sueño
desperdiciado.
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