domingo, marzo 30, 2014

Casi un sueño

Yevgeni Yevtushenko 2010
Gracias a mi amigo Javier Campos, poeta, narrador, columnista, traductor de los poemas del libro "Caminando por el Tejado" de Yevgeny Yevtushenko al castellano, editado por LOM editores, nos llega una versión en inglés de un novísimo poema del poeta ruso traducido por Yevgeny Yevtushenko Jr, James Bachma y Nina Bouis.
Según Wikipaedia, Yevtushenko llegó en 1991 a la Universidad de Tulsa, Oklahoma con su familia y ahora vive entre los Estados Unidos y Rusia.
Yevtushenko es miembro honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras (desde 1987), miembro de Academia Europea de Ciencias y Artes y profesor de las univesidades de Pittsburgh y Santo Domingo.
Sus obras han sido traducidas a 70 lenguas del mundo.

He aquí mi atrevida traducción, del inglés, naturalmente:


Casi un sueño

Recientemente, un noticiero internacional mostró algo que tocó a mucha gente. Las fuerzas pro rusas quedaron en el camino de los soldados ucranianos desarmados que marchaban pacíficamente a su base. A pesar de la tensión inicial, ambas partes encontraron un lenguaje común y mostraron al mundo que el enfoque humano simple es la mejor diplomacia.

Era casi un sueño, pero fue capturado para siempre.
Lo vimos en la televisión.
Una columna de soldados marchaba por la estepa,
desarmados, como un largo desafío.

¿Qué sentimientos llevaron a esos soldados
a encarar tal peligro?
Los estandartes en las manos

susurrando apenas unos centímetros por encima de la tierra,
compartiendo secretas historias tanto tiempo calladas.

A los gritos suplicantes de las aves en el aire
los marchantes y los guardias
veían dentro de cada uno de los otros ojos familiares
como cuando se mira por primera vez.


Esos muchachos bajaron la mira telescópica de sus armas, lentamente,
sin esperar a que los diplomáticos
les den lecciones de cómo comportarse.


Sus manos comenzaron a pensar
sobre algo más importante que las órdenes
y se detuvieron, con los dedos cautelosos todavía en los gatillos.


¡Oh historia, quédate por un instante!
Gracias a Dios tú escuchaste la voz de todos ellos
los que lucharon en Sebastopol,
León Tolstoi en sus filas:
¡No se disparen!
La vida de un niño es más grande que cualquier juego político.
¿Cuándo aprenderemos a vivir
sin la venta de armas, sin la venta de la muerte, sin tener que vender?

¿Nunca escucharemos el rodar de nuestras lágrimas,
la pacífica canción del silencio
de todas esas guerras que aún no han empezado
y todas esas armas sin arder?

Marzo 2014
Por favor, tenga paciencia.

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