Casi un sueño
Yevgeni Yevtushenko 2010 |
Según Wikipaedia, Yevtushenko llegó en 1991 a la Universidad de Tulsa, Oklahoma con su familia y ahora vive entre los Estados Unidos y Rusia.
Yevtushenko es miembro honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras (desde 1987), miembro de Academia Europea de Ciencias y Artes y profesor de las univesidades de Pittsburgh y Santo Domingo.
Sus obras han sido traducidas a 70 lenguas del mundo.
He aquí mi atrevida traducción, del inglés, naturalmente:
Casi un sueño
Recientemente,
un noticiero internacional mostró algo que tocó a mucha gente. Las fuerzas pro rusas
quedaron en el camino de los soldados ucranianos desarmados que marchaban
pacíficamente a su base. A pesar de la tensión inicial, ambas partes
encontraron un lenguaje común y mostraron al mundo que el enfoque humano simple
es la mejor diplomacia.
Era casi un sueño, pero fue capturado para siempre.
Lo vimos en la televisión.
Una columna de soldados marchaba por la estepa,
desarmados, como un largo desafío.
¿Qué sentimientos llevaron a esos soldados
a encarar tal peligro?
Los estandartes en las manos
susurrando apenas unos centímetros por encima de la tierra,
compartiendo secretas historias tanto tiempo calladas.
compartiendo secretas historias tanto tiempo calladas.
A los gritos suplicantes de las aves en el aire
los marchantes y los guardias
veían dentro de cada uno de los otros ojos familiares
como cuando se mira por primera vez.
Esos muchachos bajaron la mira telescópica de sus armas, lentamente,
sin
esperar a que los diplomáticosles den lecciones de cómo comportarse.
Sus manos
comenzaron a pensar
sobre algo más importante que las órdenes
y se detuvieron, con los dedos cautelosos todavía en los gatillos.
¡Oh historia, quédate por un instante!
Gracias a Dios tú escuchaste la voz de todos ellos
los que lucharon en Sebastopol,
León Tolstoi en sus filas:
¡No se disparen!
La vida de un niño es más
grande que cualquier juego político.sobre algo más importante que las órdenes
y se detuvieron, con los dedos cautelosos todavía en los gatillos.
¡Oh historia, quédate por un instante!
Gracias a Dios tú escuchaste la voz de todos ellos
los que lucharon en Sebastopol,
León Tolstoi en sus filas:
¡No se disparen!
¿Cuándo aprenderemos a vivir
sin la venta de armas, sin la venta de la muerte, sin tener que vender?
¿Nunca escucharemos el rodar de nuestras lágrimas,
la pacífica canción del silencio
de todas esas guerras que aún no han empezado
y todas esas armas sin arder?
Marzo 2014
Por favor, tenga paciencia.
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