A propósito del post anterior, y el poema de Pound, me parece interesante reproducir el ensayo de Ernesto Cardenal llamado "El caso de Pound", que nos reseña la vida del famoso poeta estadounidense.
Por / Ernesto Cardenal*
Esta es una de las más elocuentes
apologías de Ezra Pound escritas en cualquier idioma. Con la fuerza de una
historia trágica, Ernesto Cardenal reúne datos y citas críticas con el fin de
dibujar una poderosa semblanza de un poeta que permanece, aún ahora,
estigmatizado por su virulenta defensa del fascismo, una postura que lo llevó a
defender la causa de Mussolini y a denunciar el rol de los Estados Unidos
durante la segunda guerra mundial. Este es, en fin, uno de los textos claves
para entender la obra de Cardenal, quien afirmó que ningún otro poeta había
influido en su poesía tanto como él.
“A mí sobre todo me ha influido
Pound”, declaró Cardenal a El País, el 4 de mayo de 2012,
“que es el que me enseñó algo muy importante en la poesía: que en la poesía
caben todos los temas, igual que en la prosa; que la poesía no es algo muy
especial y exclusivo, sino que cualquier cosa puede ser incluida en un poema, desde
datos biográficos hasta chistes, anécdotas, documentos, cifras… todo puede
caber en la poesía. Mi poesía está
llena de todo.”
Nota
de Jorge Ávalos
“O frate”, disse
“questi ch’io ti cerno
col dito”, e addito un spirto innanzi,
“fu miglior fabbro del parlar materno”.
DANTE
(Purgatorio, Canto XXVI)
Pound nació en una cabaña de Hailey, Idaho, en el lejano Medio Oeste de
los Estados Unidos, en 1885. A los 15 años hizo su primer viaje a Europa
(España, Italia, Francia). Volvió a los Estados Unidos, fue profesor por poco
tiempo en Wabash College, Indiana, y lo expulsaron de allí por “inconvencional
y europeo”. Se volvió a Europa en un barco de carga. Estuvo en Gibraltar; en
Venecia publicó su primer libro de poemas, A Lume Spento; en
Londres se quedó 12 años.
Vivía en Londres en un apartamiento oscuro en Kensington (dice Eliot)
con un cuarto grande donde cocinaba y otro pequeño, triangular, donde recibía a
sus amigos y escribía. El primer año en Londres público tres libros más de
poemas; al año siguiente uno sobre las literaturas romances, The
Spirit of Romance. Tradujo poesía japonesa. Fundó el Imaginismo (“Cada
palabra debe ser una imagen que se vea”) con Richard Aldington y H. D., y en
1914 publicó la primera antología imaginista, Des Imagistes. Más
tarde fundó el Vorticismo con Percy Wyndham Lewis y el
escultor Gaudier Brzeska.
La influencia de Pound se dejó sentir en Keats, única voz viva entonces
de la lengua inglesa, a pesar de la diferencia de edades. Dio a conocer por
primera vez a Rabindranath Tagore (“será la sensación de este invierno…”).
A él se debió la publicación del Retrato del artista
adolescente y después la de Ulises y del primer poema
importante de Eliot, Prufrock, y del primer libro de Eliot
(cuando ni Eliot ni Joyce eran conocidos). A los artistas jóvenes,
especialmente a los americanos, les buscaba editores, subsidios, empleos para
que pudieran escribir, los invitaba constantemente a comer y aun les daba su
propia ropa, cuenta Eliot. En Paris a un músico norteamericano aún no muy
conocido, Antheil, le consiguió un concierto y después escribió un libro sobre
él para atraerle público: Antheil and The Treatise on Harmony. Para
dar a conocer a Brzeska escribió otro libro.
“Los defiende cuando los atacan, los mete en las revistas y los saca de
la cárcel. Les presta dinero. Les vende sus cuadros. Les arregla conciertos.
Escribe artículos sobre ellos. Los presenta a mujeres ricas. Les busca editores
a sus libros. Pasa toda la noche con ellos cuando dicen que se están muriendo y
asiste a sus testamentos. Les paga por adelantado el hospital y los disuade del
suicidio. Y al fin muy pocos se han abstenido de enterrarle el cuchillo en la
primera ocasión”, escribió Hemingway.
Cuando se fundó Poetry de Chicago, Pound fue desde
Londres el gran animador e impulsador y el corresponsal en Europa de la
revista. Ha habido por lo menos cincuenta revistas literarias en lengua
inglesa, dice Horace Gregory, que han sido influenciadas por él.
En 1915 publicó Cathay, sus traducciones de una
antología japonesa de poesía china, especialmente de los poemas de Ri-ha-ku
(Li-Tai-Po en japonés) y fue el introductor de la poesía china en nuestra
época. Más tarde publicó su traducción del Ta Hio de Confucio,
a quien ha tratado de incorporar a la cultura occidental como lo fue
Aristóteles, y de incorporar la cultura china al Occidente como se incorporó la
helénica (“un sensato curriculum universitario pondría el chino en el lugar en
que estuvo antes el griego”) y lo ha logrado al menos en su propia obra.
Tradujo mucha poesía moderna francesa que puso en boga, a Heine, a Guido
Cavalcanti. Hizo una admirable transcripción de Propercio en lengua
contemporánea: Homage to Sextus Propertius. Ha escrito
tratados de economía, advocando su teoría económica del Crédito Social: A. B.
C. of Economics; Social Credit; An Impact, etc.
De Londres pasó a Paris y tres años después a Rapallo, Italia, dejando
la literatura inglesa muy diferente de como la encontró. En Paris, Eliot le
llevó el manuscrito (“caótico”, según Eliot) del Waste Land y
Pound con un lápiz azul lo redujo a la mitad convirtiéndolo en el poema
admirable que conocemos (“Mi cesárea del Waste Land” decía
Pound). Y Eliot le dedicó
el poema: “A Ezra Pound, il miglior fabbro”.
Por esa época había empezado su obra mayor, The Cantos, su
gran poema épico, verdadera “Commedia” de nuestro tiempo, aún sin terminar. De
él hablaba en un poema juvenil cuando decía: “…esa gran épica de cuarenta años
/ de la que tú sabes, aún sin escribir”. Los Cantos han
influido en poemas como Tbe Waste Land de Eliot, The
Bridge de Hart Crane y Conquistador de MacLeish,
entre otros. Dice Eliot: “En los últimos años he maldecido muy a menudo a Mr.
Pound; porque no estoy nunca seguro de que puedo llamar míos a mis versos;
cuando estoy precisamente más satisfecho de mí veo que se me ha pegado un eco
de algún verso de Mr. Pound”. Y también dice: “No creo que haya nadie en
nuestra generación ni en la siguiente cuyos versos (si son buenos) no hayan
sido mejorados por el estudio de Pound”. Y James Joyce: “Nada más cierto que le
debemos muchísimo todos. Pero yo más que todos, seguramente”. Y W. H. Auden:
“Hay muy pocos poetas vivos, aun cuando no sean conscientes de haber sido
influenciados por Pound, que puedan decir: “Mi obra sería la misma si Pound no
hubiera existido”. “Sin Pound la poesía norteamericana no sería tan múltiple y
multicolor como es”, dice Untermeyer.
Cuando aparecieron los primeros treinta Cantos dijo
Allan Tate que ellos eran suficientes para entregarse a su estudio por treinta
años, un Canto cada año, leyendo todos los treinta cada varias
semanas para tener presente todo el conjunto. Y otro crítico: “En ellos
sentimos que leemos, en potencia si no en acto, semina motuum, la
poesía de las generaciones por venir”. Y no obstante hubo una conspiración de
silencio, cuando no de ataque y de oprobio, contra la poesía de Pound. Lo que
Henry Swabey llama el “racket” de Pound. Hecho en gran parte por razones ajenas
a la poesía.
En Rapallo, Pound se adhirió al movimiento fascista, porque creyó ver en
él la realización de su teoría del Crédito Social (una nueva economía, libre de
usura). Teoría de la que no había logrado antes convencer al Congreso de los
Estados Unidos aunque había hecho un viaje especial a Washington para ello, ni
tampoco a la República Española, a la que había tratado de convencer por intermedio
de Salvador de Madariaga. Pero la adhesión de Pound al fascismo fue únicamente
en el campo de la teoría económica, y no defendió sus prácticas políticas. Por
el contrario, hay numerosos testimonios en su Cantos en favor
de la libertad:
Oh Inglaterra mía
que libertad de palabra sin libertad de radio la palabra es cero
(Canto LXXIV)
Para ser Señor de los cuatro mares de China
un hombre debe dejar a los hombres hacer versos
debe dejar al pueblo representar comedias
y a los historiadores escribir los hechos reales
debe dejar al pobre maldecir los impuestos.
(Canto LIII)
Es que el despotismo
o poder absoluto… soberanía ilimitada,
es igual en una mayoría de una asamblea popular,
un consejo aristocrático, una junta oligárquica,
y un solo emperador, igualmente arbitrario, sanguinario,
y en todos sus respectos diabólico. Dondequiera que ha
residido
no ha dejado nunca de destruir todos los records,
memorias,
todas las historias que no le agradan, y de corromper
las que fue suficientemente listo de preservar
(Canto XXXIII)
Él decía que defendía la Constitución Americana, a la que consideraba
violada (“la gran traición cobarde al pueblo americano y al sistema americano
por la cláusula marrullera, y el Acta Bancaria de Febrero 25, 1863”). A los que
lo acusaban de defender la causa fascista respondía en 1934: “Escribo por la
humanidad en un mundo carcomido por la usura”.
Cuando empezó la guerra Pound dirigió fuertes ataques en la Radio de
Roma contra la política de los Estados Unidos. Al entrar los Estados Unidos en
la guerra las radiodifusiones de Pound cesaron por unas semanas, pero en enero
de 1942 continuaron. “La Radio de Roma… ha
ofrecido al Dr. Ezra Pound el uso del micrófono dos veces por semana, en el
entendido de que no se le pedirá decir ni una palabra que vaya contra su
conciencia o sea incompatible con sus deberes de ciudadano de los Estados
Unidos…” dijo el anunciador. Pero Pound atacó la política de su país en
guerra: “Nunca ganarán la guerra…” “Los han alimentado con
mentiras, por 20 años los han alimentado con mentiras…” “Los
Estados Unidos tienen varios meses de estar ilegalmente en guerra por los actos
que yo considero criminales de un presidente cuyas condiciones mentales no son
a mi juicio las que debería tener un hombre con esas responsabilidades y en ese
puesto”. “Y Boston fue una vez una ciudad americana, cuando era del tamaño de
Rapallo…” Pero Pound ha insistido siempre que sus ataques fueron por
patriotismo y por amor a los Estados Unidos.
En 1942 el Congreso de los Estados Unidos lo declaró traidor a la
Patria. En 45, cuando las primeras avanzadas norteamericanas llegaban al norte
de Italia, Pound fue capturado. Fue interrogado en Génova. Después, según lo
cuenta Peter Russel, “fue llevado a pie a Pisa, donde lo encerraron en una
‘jaula’ de alambres de púa, sufriendo las inclemencias del tiempo y las
violencias físicas que le causaron la crisis mental que tuvo en los meses
siguientes. Después de seis meses de este bárbaro tratamiento, por razones
médicas fue trasladado a una tienda de campaña”.
En esta prisión de Pisa escribió Pound The Pisan Cantos y
tradujo el único libro que le permitieron tener en su prisión: el Chung
Yung y el Ta Hsüeh de Confucio. En noviembre del 45
fue trasladado en avión a Washington e internado en la Cárcel del Distrito de
Columbia para ser juzgado. Antes del juicio fue sometido a un examen médico y
un mes más tarde fue declarado enfermo mental e internado en el Hospital St.
Elizabeth de Washington.
El informe médico decía:
El acusado, ahora de 60 años y en general en buenas condiciones físicas,
fue un estudiante precoz, especializándose en literatura. Ha estado en exilio
voluntario por casi 40 años, viviendo en Inglaterra y Francia, y los últimos 21
años en Italia, llevando una vida insegura de escritor de poesía y critica. Su
poesía y crítica literaria han obtenido un reconocimiento considerable, pero en
los últimos años su preocupación por teorías monetarias y económicas ha
obstruido, al parecer, su producción literaria. Ha sido reconocido desde hace
tiempo como excéntrico, descontento y egocéntrico… Insiste en que sus
radiodifusiones no fueron traición, sino que todas sus actividades radiales
obedecían a la misión impuesta por él mismo de “salvar la Constitución…”
Pound pasó 12 años en el departamento de locos furiosos de St.
Elizabeth, en una celda herméticamente cerrada de dos metros cuadrados. Sólo en
los últimos tiempos se le permitió, a ciertas horas de ciertos días, salir a
los jardines del manicomio a recibir a su esposa y sus discípulos. En este
tiempo tradujo las Analectas de Confucio, la Antología
Clásica china de las 305 Odas seleccionadas por Confucio, y la Truchinae de
Sófocles, y continuó la serie de sus Cantos o,
como les ha llamado últimamente, Cantares: Section: Rock-Drill 85-95 de
los cantares (así en español) y Thrones: 96-109 de
los cantares.
Ezra Pound en sus
años finales. Fotografía / Cortesía
No obstante estar acusado por el Gobierno de los Estados Unidos, la
Biblioteca del Congreso dio a Pound en 1949 el Premio Bollingen, para el mejor
libro de poesía del año, por The Pisan Cantos: los Cantos que
Pound escribió en la jaula, y en los que expresa más abundantemente sus puntos
de vista políticos, sobre el fascismo, Mussolini (“poor old
Benito”) y Roosevelt (“tiene la idea norteña del dinero”), etc. La
violenta protesta que el Premio provocó en muchos sectores (se acusó a T. S.
Eliot de presionar sobre el jurado, se pidió una investigación al Congreso)
hizo que el Premio Bollingen se suprimiera, aunque el jurado se mantuvo firme
en su decisión.
En abril del 58 fue libertado del St. Elizabeth Hospital y dado a “la
custodia de su esposa”, en vista de que su locura, según opinión médica, era
“permanente e incurable” y no estaría nunca en condiciones de ser juzgado, y
tenerlo encerrado por más tiempo no produciría ningún beneficio terapéutico.
Agregaba el Superintendente del Hospital que el poeta “no es persona peligrosa
y su salida no amenaza a la seguridad de otras personas”. Inmediatamente que
salió Pound se fue a Italia, declarando allá al llegar que todo los Estados
Unidos era un asilo de locos. Vive actualmente en los Alpes italianos, en un
castillo medioeval de su yerno, donde está escribiendo ahora los últimos Cantos
de su gran poema, que según ha dicho tendrá 120.
Un día estos Cantos que ahora nos parecen tan difíciles
van a poder ser entendidos hasta por un niño. Pero las razones por las que
ahora se ha vilipendiado a Pound no serán entendidas por nadie sino por
eruditos. Llegará un día, dice Pound (y yo estoy seguro de ello), en que la
gente se preguntara: ¿Quiénes son esta Sra. Roosevelt y este Stalin de los que
habla Pound?
Y los lectores de los Cantos ya no sabrán entonces, ni
les interesará saberlo, si en aquellos lejanos tiempos Pound fue “güelfo” o
“gibelino”.
Indudablemente, si hay un escritor ahora en el mundo que por encima de
todos merezca el premio Nobel (y desde hace mucho tiempo lo está mereciendo y
es un descrédito para el Nobel el que no lo haya obtenido), es Ezra Pound.
Monasterio de Santa María de la Resurrección
Cuernavaca, México.
*Tomado de La Zebra