sábado, agosto 31, 2024

La doncella bendencida

La Ghirindata - Dante Gabriel Rossetti (1873)

“The Blessed Damozel”, que hemos titulado “La Doncella Bendecida”, es un bellísimo poema de Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), poeta, traductor y pintor inglés fundador del movimiento Prerrafaelista. La versión que aquí se publica es una traducción mía, pero debe muchísimo a Borges, quien en una clase magistral, dentro de las veinticinco que dictó en 1966 en la Universidad de Buenos Aires como parte de un Curso de Literatura Inglesa, expuso y explicó esta notable pieza literaria. El libro “Borges Profesor”, Emecé, 2000, intenta recuperar estas lecciones.

Damozel es un término del dinamarqués antiguo, que parecería hablar de algo cercano a doncella, pero juzgo que el nombre proviene de Beatriz, cuyo significado anota el mismo Rossetti sería “a quien ha sido conferida la bendición”, protagonista principal de las obras de Dante Alighieri, poeta fundamental para Rossetti, hijo del primer traductor de La Comedia (La Divina Comedia) al inglés, y traductor, él mismo, de Vita Nuova, fuente permanente de su inspiración, y en este caso precursor del poema, pues se sabe que la primera versión de “La Doncella Bendecida” fue escrita cuando Rossetti contaba apenas con dieciocho años.

Las muchas revisiones posteriores fueron dando forma al poema, y a la visión. En 1871 Rossetti comenzó a trabajar en la pintura que daba interpretación visual al poema.

“La Doncella Bendecida” es una hermosa narración trágica de cómo dos amantes son separados por la muerte de la dama, la doncella, y la expresión del deseo que ella misma siente de entrar al paraíso. Lo extraordinario es que ella ya está allí, en la puerta, digamos, pero nos da a conocer que no lo hará, que no entrará, si esto no sucede acompañada de su amado.

El poema es fuertemente visual, como cabe esperar en un pintor, pero según corresponde también a un discípulo de Dante. No olvidemos que el mundo ultra terreno que se describe en La Comedia abunda en detalles, que realzan su tono de pesadilla.

Es interesante observar que ambos están condenados: viven un infierno porque están separados. El poema insinúa que el paraíso o el infierno no son un lugar físico, sino un estado del alma. Así, la dama del poema ha sido premiada con el Cielo, pero vive el infierno por la separación, y la angustia, que luego se hace certeza (el poema termina con el llanto de ella, que lo sentimos más terrible porque es un llanto de sufrimiento en el Cielo Divino mismo), de que su amado jamás llegará.

Qué diferente se presenta este cuadro de aquel otro que el mismo Dante encuentra en el Infierno, y que tanta emoción causara en el poeta. Hablo de Paolo y Francesca, condenados al Cuarto Círculo de los lujuriosos. Ellos están en el infierno, el ambiente es abominable, los cuerpos son sombras que se lleva el viento, pero están juntos para siempre. Nuestro poeta Ricardo Jaimes Freire, mucho antes que Borges pergeñara sus Ensayos Dantescos escribió este poema inquietante:

Tortura Celeste


Dice Francesca: ¡Oh Dante! ¿por qué tu genio quiso
crear este tormento digno del paraíso?


La Doncella Bendecida*

La doncella bendecida se inclinó
en la baranda de oro del Cielo;
sus ojos eran más profundos todavía que la profundidad
de las aguas reposadas;
sostenía tres lirios en su mano,
y siete eran las estrellas de su cabellera.

A su túnica, desabotonada del broche al dobladillo,
no la adornaba ninguna flor bordada
sino una rosa blanca, regalo de María,
vestida exclusivamente para el oficio;
su cabello que caía a lo largo de la espalda
era amarillo como el maíz maduro.

A ella le parecía que apenas había sido un día el transcurrido
como uno de los miembros del coro de Dios;
la maravilla no se había ido todavía
de esa mirada tranquila suya;
aunque, para aquellos que ella había dejado, ese día
ya había sido contado como diez años.

(Para uno, son diez años de años.
. . . Todavía ahora, y en este lugar,
infaliblemente inclinada sobre mí-- su cabello
esparcido sobre mi cara....
Nada: las hojas del otoño.
El año entero cae de prisa.)

Era el baluarte de la casa de Dios
en el que ella se hallaba parada;
edificado por Dios sobre la escarpada profundidad
donde el Espacio comienza;
tan alto, que mirando de allí hacia abajo
ella apenas podía ver el sol.

Situado en el Cielo, más allá del diluvio
de éter, como un puente.
Abajo, las mareas del día y de la noche
con llamas y oscuridad fundan
el vacío, llegando hasta el fondo donde esta tierra
gira semejante a un insecto irritado.

Alrededor de ella, los amantes se volvían a encontrar
en medio de inmortales aclamaciones de amor,
pronunciando perpetuamente entre sí
sus nombres recordados en el corazón;
y las almas que se elevan hasta Dios
pasaban delante de ella como delgadas llamas.

Y ella seguía inclinándose y observaba
hacia abajo del balcón circular;
de modo que sus pechos deben haber
entibiado la baranda donde se inclinaba,
y los lirios se acostaban como dormidos
a lo largo de su brazo doblado.

Desde ese lugar fijo del Cielo ella vio
al Tiempo semejante a un pulso que se agitara fiero
a través de todos los mundos. Su mirada aún se esforzaba
por penetrar adentro del abismo
su camino; y entonces ella habló como una vez cuando
las estrellas cantaron en sus esferas.

El sol se había ido ahora; la luna ensortijada
era como una pequeña pluma
que tiembla hundida en el abismo; y entonces
ella habló a través del ambiente quieto.
Su voz era como la voz que las estrellas
tenían cuando ellas cantaron juntas.

(¡Ah cuan dulce! Aun ahora, en esa canción de pájaro,
¿no está tratando su voz desde arriba,
alcanzar ser escuchada? Cuando esas campanillas
poseyeron el aire del medio día,
¿no se esforzarán sus pasos por llegar a mi lado
bajo aquella resonante escalera?)

"Deseo que él venga a mí,
porque él vendrá," dijo ella.
"¿No he orado al Cielo?--en la tierra,
Señor, Señor, ¿no ha orado él?
¿No son dos oraciones una fuerza perfecta?
¿Y debo sentir miedo?

"Cuando la aureola rodee su cabeza,
y él esté vestido de blanco,
yo tomaré su mano y me iré con él
a los hondos pozos de luz;
y bajaremos hacia el arroyo,
y nos bañaremos allí a la vista de Dios.

"Nosotros dos estaremos de pie junto a ese sagrario,
oculto, restringido, no hollado
cuyas lámparas están continuamente agitadas
con las plegarias que suben hacia Dios;
y veremos que nuestras antiguas plegarias, concedidas, se disolverán
cada una como una pequeña nube.

"Nosotros dos nos recostaremos bajo la sombra
del árbol místico viviente
dentro de cuyo íntimo ramaje
se siente que a veces mora la Paloma,
mientras cada hoja que sus plumas tocan
dice Su Nombre en voz alta.

"Y yo le enseñaré a él,
yo, recostada así,
las canciones que aquí canto; a las que su voz
interrumpirán, serenamente y despacio
encontrando un poco de conocimiento en cada pausa,
o alguna nueva cosa para aprender."

(Ay, qué pena, nosotros dos, nosotros dos, dices tú!
Sí, uno fuiste tú conmigo
una vez, hace tiempo ya. ¿Pero Dios elevará
la interminable unidad
del alma cuya semejanza con tu alma
no fue sino su amor por ti?)

"Los dos," dijo ella, "buscaremos el bosquecillo
donde está nuestra señora María,
con ella cinco doncellas cuyos nombres
son cinco dulces sinfonías,
Cecilia, Gertrudis, Magdalena,
Margarita y Rosalía.

"Ellas se sientan en círculo, con rizadas cabelleras
y testera de guirnaldas.
En fina tela blanca como llama
urden el hilo dorado
para hacer las túnicas de aquellos
que acaban de nacer, porque han muerto.

Él temerá, posiblemente, y permanecerá mudo:
Entonces yo pondré mi mejilla
sobre la suya, y le diré de nuestro amor,
ni desconcertada ni débil.
Y la querida Madre aprobará
mi orgullo, y me permitirá hablar.

"Ella nos llevará, de la mano,
hasta Aquél , alrededor de Quien todas las almas en ruedo
se arrodillan, el claro campanilleo de las innumerables cabezas
inclinando sus aureolas;
y los ángeles al encontrarse con nosotros
tocarán sus cítaras y sus cítolas.

"Allí pediré a Cristo, el Señor
sólo esto para él y para mí:--
Vivir como lo hicimos una vez en la tierra
con Amor,--sólo para estar,
como estuvimos entonces, para siempre ahora
juntos, yo y él."

Ella contempló y escuchó, y entonces dijo
un discurso menos triste que apacible,--
"Todo esto es cuando él venga". Ella se detuvo.
La luz la estremeció toda, llena
de ángeles en fuerte y nivelado vuelo.
Sus ojos suplicaron, y sonrió.

(Yo vi su sonrisa.) Pero luego su camino
se hizo vago en distantes esferas:
y entonces ella dispuso sus brazos delante de
las doradas barreras,
y puso su cara entre sus manos,
y lloró.
(Yo oí sus lágrimas.)

Dante Gabriel Rossetti
1828 –1882

Versión: Gary Daher Canedo
Original en inglés: The Works of Dante Gabriel Rossetti (1911)

* Nota

En su trabajo sobre la “Vita Nuova” Rossetti traduce: “when first the glorious Lady of my mind was made manifest to mine eyes; even she who was called Beatrice by many who knew not wherefore”, con el siguiente apunte de pie de página:
† In reference to the meaning of the name, “She who confers blessing.” We learnfrom Boccaccio that this first meeting took place at a May Feast, given in the year 1274by Folco Portinari, father of Beatrice, who ranked among the principal citizens ofFlorence: to which feast Dante accompanied his father, Alighiero Alighieri.


Entonces podemos afirmar que para Rosseti “The Blessed Damozel” es Beatriz (Beatrice) “She who confers blessing"

 


miércoles, octubre 04, 2023

La poesía Nuosu de Aku Wuwu

Cuando uno imagina a la gente de la China, uno piensa en muchísimas personas apiñadas en los extensos territorios del Asia que todos llamamos China cuando vemos ese mapa con forma de dragón barrigudo en el planisferio. Pero cuando uno se aproxima, se asombra de encontrar una multiplicidad de grupos culturales que difieren los unos de los otros, con su propia historia, tradiciones, mitos, cultura, modos de ser, y hasta de lengua.

Hoy queremos hablar de Aku Wuwu, un poeta de un grupo étnico minoritario del suroeste de China llamado Yi (Yizu). Aku es miembro de un subgrupo de los Yi conocido como Nuosu, que tuvo un “reino independiente” en las montañas del sur de la provincia de Sichuan durante cientos de años. Aunque la mayoría de los poetas yi contemporáneos escriben en chino, Aku ha tomado la delantera en la composición de poesía en el dialecto nuosu. Debido a estos esfuerzos, se le ha llamado el "creador de la poesía moderna en Yi".

Aku Wuwu nació en 1964 en el condado de Mianning, prefectura autónoma de Liangshan Yi, provincia de Sichuan. Sus trabajos han sido publicados en revistas y volúmenes editados como Manoa, Ratapallax, Cha y Basalt. Su colección de poemas en nuosu y en chino.

Como la mayoría de los poetas de minorías étnicas en China, también escribe en chino. Conocido por sus poderosas interpretaciones de poesía basadas en temas y motivos tradicionales yuxtapuestos con los desafíos contemporáneos que enfrenta su grupo étnico, la obra más conocida de Aku es "Calling Back the Spirit of Zhyge Alu", que se refiere a un antiguo héroe mítico.

Más de dos millones de nuosu viven en la prefectura autónoma Yi de Liangshan, en la provincia meridional de Sichuan, y sus alrededores. El nombre "Aku Wuwu" es una versión sinizada de Apkup Vytvy como está escrito en la romanización Nuosu. Su nombre chino es Luo Qingchun. Al crecer en una aldea, Aku aprendió a hablar chino alrededor de los siete años y a los 18 se había matriculado en la Universidad del Suroeste para Nacionalidades en Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan. Aku Wuwu es actualmente decano y profesor de Estudios de Minorías Étnicas en la Universidad de Nacionalidades del Suroeste, Chengdu, provincia de Sichuan, y participa en muchos proyectos para promover la educación de los estudiantes Yi.

Autor de numerosos volúmenes de poesía tanto en nuosu como en chino, Aku Wuwu es también crítico literario y defensor de la poesía en “lengua materna” y está interesado en cuestiones de hibridación cultural. Sus obras traducidas incluyen Tiger Traces: Selected Nuosu and Chinese Poetry of Aku Wuwu (Aku Wuwu and Mark Bender, ed. 2006. Columbus: Foreign Languages Publications) y Coyote Traces: Aku Wuwu's Poetic Sojourn in America (Aku Wuwu 2015, Wen Peihong y Mark Bender, traducción de Beijing: The Ethnic Publishing House/Columbus: The Ohio State University National East Asian Resource Center).

Mark Bender, profesor especialista en interpretación tradicional y literatura relacionada con la interpretación de China, incluidas las culturas locales Han y de minorías étnicas, ha traducido a Aku Wuwu al inglés, además de haber escrito un texto al respecto llamado "El espíritu de Zhyge Alu: La poesía Nousu de Aku Wuwu".

Aquí hemos traducido ese texto, así como un poema de Aku Wuwu tomado de la versión inglesa traducida por Mark Bender.

El espíritu de Zhyge Alu:

La poesía Nuosu de Aku Wuwu

Aku wuwu (2005)
Las turbulentas aguas del rugiente río Yalong pasaban por debajo del puente bajo suspendido entre los estrechos acantilados de color rosa y gris. Aku Wuwu señaló a través de las tablas, unidas con cables y alambres, hacia un valle estrecho que conducía a las montañas con escasa vegetación. "Allá arriba se encuentra mi pueblo, a otra hora de caminata por ese sendero. Aquí es donde crucé para llegar a la escuela. Estos pastos a lo largo del río son los mismos a los que se aferraron los clanes Yi originales cuando migraron por estos valles fluviales hacia Liangshan. . Los mitos antiguos hablan de estas hierbas."

Aku Wuwu (romanización Nuosu: Apkup Vytvy) es un conocido poeta de la rama Nuosu del Yi del suroeste de China. Una vez conocidos como Lolo, los Yi son uno de los grupos étnicos minoritarios más grandes de China, con alrededor de siete millones; Decenas de sucursales viven en zonas montañosas de las provincias de Yunnan, Sichuan, Guizhou y la Región Autónoma Zhuang de Guangxi. Más de dos millones de nuosu viven en la prefectura autónoma de la nacionalidad Yi de Liangshan en las montañas Liangshan del sur de Sichuan y en la prefectura más pequeña de Ninglang en el norte de Yunnan. Hasta mediados de la década de 1950, los Nuosu en Liangshan eran relativamente independientes: pastoreaban cabras y ovejas, criaban pollos y cerdos, cultivaban patatas, maíz y trigo sarraceno, y complementaban su dieta con la caza y la recolección de plantas silvestres. Su estricta sociedad de castas, dividida en cuatro clases y descrita por los investigadores chinos como una "sociedad esclavista", era conservadora y aislada, y tenía pocos contactos con el mundo exterior. Las relaciones de clan y los vínculos matrimoniales siguen siendo de gran importancia en la vida comunitaria e individual, y la visión del mundo de Nuosu sigue siendo animista. Tienen muchas creencias sobre los espíritus y fantasmas de la naturaleza, que existen en diversas formas y a los que se culpa de toda una serie de desgracias. Los portadores importantes de la tradición son los bimo (sacerdotes), que cantan antiguos textos Yi en importantes ritos y funerales, y los sunyi (chamanes), que se comunican con fantasmas y espíritus tocando tambores hasta entrar en trance.

A finales de la década de 1950 y principios de la de 1960, los Yi y otras minorías se integraron más en la sociedad china en general, y comenzaron a surgir escritores, poetas y artistas Yi con estilos modernos. Entre los poetas yi de esta época se encontraban Wuqi Lada, cuyo estilo estaba fuertemente influenciado por las canciones folclóricas y epopeyas tradicionales de Nuosu, y Tipu Zhibu, que pertenece a un subgrupo Yi en Guangxi. Durante los excesos políticos de la Revolución Cultural, la cultura Yi fue atacada. Posteriormente, los líderes locales hicieron esfuerzos para promover y preservar la cultura, y se tomaron nuevas iniciativas en la conservación del idioma. A finales de la década de 1970, se introdujo en Liangshan un silabario Nuosu revisado basado en 819 glifos tradicionales. Aunque el chino es hoy el principal medio escrito en el que viven los Nuosu, la escritura Nuosu todavía se enseña y algunas personas han adquirido competencia en su uso.

A principios de la década de 1980, estaba en marcha una especie de renacimiento de las letras Yi, aunque la mayor parte del trabajo se escribía en chino. Entre los primeros de esta generación en obtener reconocimiento se encuentran Jidi Majia y Luowu Laqie. A finales de la década de 1980, habían surgido muchas voces nuevas, incluidas las del escritor y poeta Ma Deqing, el erudito épico Yi Bamo Qubumo, Asu Yue'er, Enimusuo Sijia y Aku Wuwu. En términos generales, estos poetas renacentistas componen obras sobre temas étnicos o personales y se basan en temas, formas, imágenes e inquietudes sociales y emocionales nativas. Todos han sido influenciados por la poesía china tradicional y moderna y por las traducciones de la poesía occidental moderna.

Nacido en 1964, Aku Wuwu comenzó a escribir como estudiante en la Universidad de Nacionalidades del Suroeste en Chengdu. A diferencia de la mayoría de los poetas yi contemporáneos, escribe tanto en chino como en nuosu, pero hasta ahora se ha negado a permitir que sus poemas en nuosu se traduzcan al chino. Entre sus obras poéticas se encuentran las colecciones en lengua nuosu Cux wa yyp mop (Río de invierno), publicada en 1994, y Lat jju (Huellas de tigre), una colección de poemas en prosa de 1998. En 1995 apareció una colección en chino titulada Zou chu wu shi (Fuera de la tierra de los hechiceros). Sus poemas han sido antologizados tanto en idioma yi como en chino...

Mark Bender. Manoa. University of Hawai'i Press

Volume 17, Number 1, 2005. pp. 113-118

 

 

Pieles de Tigre (Lat Nij)

 

El abuelo cazaba tigres.

Mi padre vendía pieles de tigre.

 

Antes de ser vendidas

eran colgadas frente a la casa

como ovejas preñadas que cruzaban el patio una a una

sus corderos se perdieron.

Detrás de la casa las pieles,

los perales y durazneros se marchitaron uno a uno.

 

En la pradera de mis sueños mi Padre

iba a pasos largos entre la muchedumbre

vestido de piel de tigre.

Los gritos “Ahí viene un tigre” resonaban

los muros de piedra del pueblo

se agrietaron,

y las piedras rodaron como cabras desbocadas.

La última fue mi madre, perseguida por el tigre hasta el final del bosque;

Ahí murió, sin embargo volvió a la vida.

 

Antes de ser vendidas las pieles del tigre

fueron las pieles del cielo

las pieles de la tierra

las pieles del agua

las pieles de las rocas.

Cuando se convirtieron en ventanas en la pared

esas pieles de tigre me definieron

Si me vieran, sería visto con

una escopeta de caza al hombro.

 

Al decidir montar un tambor sagrado con piel de tigre

uno teme esos latidos que entregan

plagas fulminantes a través del bosque infinito.

Al hacer un arnés con piel de tigre para el buey

el único temor es que no haya más tierra para arar.

Cuando se hace un estandarte con piel de tigre

el único temor es que nadie lo levante.

 

Nunca he visto una piel de tigre, tampoco un tigre.

“Un hombre deja únicamente su nombre al morir;

Un tigre deja sólo su piel”

¿Por qué no ser tigre?

¿Por qué a los niños nos educan así?

Cualquiera fuera la razón, esas pieles de tigre

fueron vendidas por mi padre.

 

En año nuevo

el piso estaba cubierto de agujas de pino

no se pudo encontrar ni una sola de las huellas del abuelo.

¿Murió otra vez en el cielo?

Que sea solo un sueño.

 

Llevé mi frío corazón para ponerlo

sobre las agujas de pino amontonadas

en el piso de la sala

No sentí los pinchazos de las agujas

como no sentí los tatuajes que cubrían mi cuerpo.

Era otra vez la medianoche de aquel día

La media noche de aquel día.

jueves, agosto 24, 2023

Horror y luz de todos los tiempos

Cuando la aurora despierta en las mañanas y la tarde muere en brazos de la noche, que camina como mujer poderosa en un universo infinito de soles, el hombre se levanta sobre sí mismo, se presiente a sí mismo, y erguido pronuncia palabras cercanas al sentido de la muerte y al misterio de la vida, arrastrando connotaciones que harían temblar los cimientos mismos de las cosas, si llevaran consigo la conciencia de las cosas.

La poesía emerge entonces como un volcán incalculable y no mide tiempos de ninguna naturaleza porque la poesía es el hombre mismo en actitud de conocerse, de observarse, d
e recordarse, de descubrir a la luz de la conciencia que la poesía es acaso la única claraboya de aquella caverna de la que hablaba Platón para mostrarnos el afuera que en realidad está adentro como todas las cosas del cosmos infinito.

Miradas así las geografías, qué magnitud pueden tener dos años de una pandemia mediática y feroz, qué si por mi insaciable apetito devoro mi casa, qué si debido a mi afán de depredador y mi desidia nos amenaza la tierra como un horno en cada una de las ciudades herederas de la ciudad de Dite; y entre estas preguntas, entonces, ¿qué poder tiene el aguijón de la guerra?, cuando acaso, siguiendo a los naturalistas de Cratilo, ya la palabra guerra, guarda dentro de sí todos los horrores del odio, las artimañas de las armas, la muerte, la destrucción, las ambiciones, las oprobiosas derrotas y las aparentes victorias.

Una es la gran amenaza del hombre, que es el hombre mismo. Aquí hay misterio, ya que el hombre es el portador de la llama de la poesía, que también oculta muerte, que también oculta infierno, que también pronuncia la palabra guerra.

Poesía líbrame de la poesía, hombre líbrame del hombre, y entonces, poetas renovados, celebrar las palabras sagradas que se guardan como oro puro en las profundas cámaras del corazón.


viernes, mayo 26, 2023

Elegía por Chico muriendo

 Publicamos el poema del poeta Manoel Herzog, "Elegía por Chico muriendo" traducido por Gary Daher:


ELEGÍA POR CHICO MURIENDO

Manoel Herzog

Chico se está muriendo, sus piernas ya no marchan

colgado, el cangrejo tiene ocho

y todavía se comió las dos de mi amigo.

ya no come, solo piel y huesos,

la muerte se apodero de su cuerpo

y su espíritu, ese es sólo muerte.

Chico se está muriendo, sus piernas ya no marchan,

su familia desapareció, apenas yo como amigo,

que Chico era un tipo muy raro

igual que yo, por eso somos amigos.

Chico se está muriendo, sus piernas ya no sienten,

estaba así desde hace veinte días

cuando me fui de viaje, pensé, no lo veré

a Chico cuando vuelva, pero está ahí.

Chico se está muriendo, que triste es, pienso,

ver ir a un amigo, y es como nosotros

que nos estamos yendo, me estoy haciendo viejo

enterrar a un hermano ya es un hecho pedestre.

pero no puedo llorar, no sé, creo

que realmente me convertí en un cínico insensible

y, pienso, hombre, Chico está jodido

o, pienso así, que bueno que no se trata de mí.

no sé cómo reaccionar ante el hecho,

no sé, realmente no sé, ¿por qué no lloro?

ni siquiera estoy triste, furioso, no siento nada.

a veces pienso así, si fuera un hijo,

o mi madre, mi padre, no sé, me desesperaba,

agarré un odio a Dios, Ese canalla

que se lleva a los míos lejos, por despecho.

pero cuando veo a Chico me gusta dios

creo que es sabio, hace lo correcto,

Chico tiene, quizás, que pasar por esto.

y aun cuando Él toma a los míos

no diré que lloro, de los que arriba

nombré, solo mi padre es el que ya se fue al pantanal.

y mi abuelo también, que ese fue un padre.

y ni siquiera así le agarré odio a Dios

cuando los llevó de aquí al gran pantanal

y ni siquiera lloré así, ni aun en el entierro,

me quedaba así como soy ahora,

cínico-duro-frío frente a los hechos.

El enfermero de Chico entonces me mira

le pregunto si aún le queda un cigarrillo

me dice que no, pero que, si quiero, lo compra.

Te doy diez reales, tráeme una cajetilla,

una bomba muy dañina, para ver si me muero

del mismo cáncer de pulmón que Chico.

me trae, le ofrezco uno, lo rechaza,

"estos son fuertes, no me gustan"

pero este es el que quiero, te mata, te despacha.

Enciendo uno y se lo ofrezco a Chico.

que ríe, ya no quiere, que ahora se marea

las que teníamos para fumar ya se fueron,

hemos pasado años buscando la punta de una colilla

colectivo de trabajadores pobres

de casqueros que se van hacia la fábrica de acero

y largan el pucho, subiéndose al ómnibus.

Así que fumo solo, solo por ira,

pidiéndole a Dios que no me dé un cáncer menor,

pero Dios, no me hace nada en el pulmón,

mándame, sádico, otra urticaria,

solo una gastritis feroz es la que me ataca

y me dan ganas hasta de vomitar

para que mi garganta deje de arder

Dios no me manda un cáncer, como lo hizo con Chico,

Dios es un canalla, escribe en renglones torcidos.

Yo, viendo la sabiduría de Dios,

y viendo la dulce muerte rondando el cuarto,

y al ver a este enfermero impermeable,

entro en una comunión con el todo

y la presencia de Dios me invade y siento

que puedo ser el Salvador del mundo.

Entonces reúno toda la reserva de energía,

de fe, de sensatez, de fuerza, de sexo,

y decreto al amigo moribundo:

"Lázaro-Chico, anda, levántate y anda".

y la Gran Nada se ríe de mi fe.

y un poeta francés susurra dulcemente:

"c'estpaspossible, frère, ne marchentpas."

Chico se está muriendo, sus piernas ya no marchan,

el enfermero me dice, "De hoy no pasa"

Yo creo que se va, que Chico se apega

se enfada con su hermano, cree que le roba,

pero, Chico, ¿y si roba?, qué puede importar.

pero Chico esta apegado, ella no lo suelta

de cosas, de la conversa, de gatos, de vida,

creo que Chico pasa, sí, pero de hoy.

Lo cierto es que mucho más allá no irá.

y le pido a Dios, si puede, que lo abrevie

pero Dios, canalla, juega al gato y al ratón.

no sé por qué, solo sé que Dios es sabio,

Solo sé que Chico pronto superará esto.

no sé si es para mejor, pero Chico lo superará

las piernas marcharán en el gran pantano.

y yo me quedaré por aquí un poquito más.

yo me quedo aquí, estropeando, temblando y caminado.

 

Tr. Gary Daher


sábado, mayo 06, 2023

Ciudad Íntima

Rubí Panoso interpretando Ciudad Íntima

 En 2002, la Alcaldía Municipal de Santa Cruz de la Sierra publicó un libro denominado Santa Cruz de la Sierra: Ciudad Íntima, que reunía poemas, relatos, cuentos, cuadros y ensayos sobre Santa Cruz. Bellamente, un grupo de teatro resucitó el concepto y a través de un guion lo está poniendo en escena en las Bibliotecas de la Red Municipal. 

Aquí tiene para su lectura, el texto que me corresponde.

CALLE JUNIN

 Existe una calle central con nombre de batalla, una batalla mítica, más ahora en mi imaginación pues se levanta, como probablemente la soñaría Borges al pergeñar su soneto, más pavorosa y llena de misterios de la que realmente fue o como me la contaron en aquella aula rural que miraba a la plaza de Roboré, hermosa, escoltada por gigantes multicolores, allá en la provincia, en el Chiquitos de mi infancia, cuento lleno de exabruptos patrióticos y frases deleznables. Esa Junín, digo la batalla, de lanzas, de soldados, de conjeturado desierto, encarna esta calle que parte de la plaza 24 de Septiembre y que para mí concluye en la avenida Cañoto donde ya espera el parque, el verde, y los fabulosos árboles que florecen totalmente en rojo, amarillo, blanco, majestuosos. Yo sé que muy poco tiene que ver esa victoria o esa derrota con el caminar bajo sus aleros, con la memoria del olor todavía fresco de tu cabello, porque el cuerpo que lucha su guerra santa contra el enemigo y conoce su piel y las geografías de su entrega, es el mismo que recibe la estocada cuando el amor combate contra nuestro corazón. Y no voy a nombrarte, aunque igual que esta calle, eres una herida en el pecho mío, en el rostro ansiado de la ciudad, y que es el camino por donde se desangra la luna (nadie conoce ese misterio) y se posa en tu hombro como si tus pasos regresaran y ambos seríamos los huérfanos de una historia inolvidable.

Así se muestra la calle Junín entre estos pasillos soportados por horcones, duros centinelas de madera añeja. Ya nadie los ve en los barrios, ausentes y olvidados, y menos en las villas donde las cabañas se levantan en medio de las calles erizadas de hierbas y arbustos desiguales. Estas maderas de fuerte quebracho que fueron los soldados de la ciudad. La ciudad que ha olvidado que la tal batalla de un lado y de otro enfrentaba a hombres armados –tú y yo también quién lo diría- ignorantes del desenlace, sin saber el porvenir, plagado de cercos de palmas en medio de la lluvia. Pero por donde quiera que se vaya las formas de la ciudad son la figura de la amada. La esfinge de la ciudad –ese oscuro laberinto de anillos y calles sin nombre- es también el cuerpo necesario para aparecer y desaparecer. Ese amor que se confunde y que es el grito de celo de esta Santa Cruz de la Sierra.

En esta misma Junín está el correo, allí donde nacen y mueren las cartas que un día te hicieron y te resucitaron. Cartas que hablaban de la seducción de las uvas maduras, de lo necesario que es vivir descalzo, como si su memoria regresara a las arenas cálidas de la infancia, cruzando, pantalón arremangado, los arroyos que se formaban después de las lluvias y tú eras apenas un presentimiento, un alma que recorría la fragancia y el garbo de las mujeres cruceñas, buscando un vientre para nacer. Y cuántas veces, yo también, ya alejado de toda esa tormenta, transito hoy por sus aceras, mientras otras cruceñas modernas, dueñas de su territorio, claramente reconocibles por su manera de andar y por su forma de mirar, van penetrando mi imaginario haciendo un coro de ángeles terrenos, virtud de la carne y del alma como en un paraíso adelantado.

Y todas las tardes que te amé en la casa de esta misma calle Junín, fieles a nuestra Carta Magna para amarnos sobre todas las cosas; quiero decir sobre las sábanas, enredados en el suelo contra el montón de ropa olorosa y recién lavada, temblando los dedos, avecillas ajenas tiritando entre las manos, entregados.

Por estas mismas paredes que nos vieron regresar ya profunda la noche, la oscuridad como una aliada, y la tenue luz de las estrellas derramada apenas por el borde de las ramas un poco desnudas de los cupesíes, miro pasar el silencioso transformarse de las casonas que se van haciendo tiendas de lujo, de las viejas ventanas de palo, de las pitajayas que crecían sobre antiguas tejas de barro. Si hasta el arrabalero comedor “La media vuelta”, lugar de inmigrantes, ha desaparecido, la calle Junín ya es otra calle, también lo es esta ciudad, que día a día se abre y cierra como una amante desquiciada. ¿Dónde estás, oh transformada? No lo comprendo.

Esta ha sido la batalla ganada a los años, perdida al destino, esta imagen que en mí esta grabada, calle Junín, ya no tan solitaria, ninguna como tú, aunque también fueron manifiestas las otras, donde los que estamos nos perdimos y nos encontramos. Así, quiero creer, la ciudad, un día llena de agua y de barro, otro día llena de tiempo, guardará un patiecito, acaso en esta misma Junín, un lugar bajo el tajibo, niña maga, los labios temblando, la sonrisa tentadora, allá, en el dos mil y tantos, ya libres de los vientos, allá, sigiloso, hundirme definitivamente entre tus brazos.

domingo, abril 30, 2023

La luz de la vida o El día interminable


No hace mucho tiempo, recibí en manos el libro El día interminable de Ricardo Calla Ortega, Plural editores, 2022. Se trata de un libro con veintiséis poemas señalados por números romanos.

La lectura de este trabajo supone un desafío para el eventual lector.  Y es que toda lectura, al igual que toda traducción, que en sí es su sinónimo, es un acto de riesgo. La primera impresión con la que se encuentra el lector es la de estar ante una especie de mar onírico, cuya interpretación podría ser tema del semanálisis, un ejercicio de lectura basado en la lingüística estructural y el psicoanálisis, útil para analizar cualquier texto y cualquier práctica significante desde la semiología. Pues de lo que se trata es de centrarse en la materialidad de los lenguajes: sus sonidos, ritmos y distribución gráfica, y no simplemente en su función comunicativa, haciendo del lenguaje un proceso transgresor dinámico más que como un simple instrumento estático.

Principalmente, cuando Kristeva nos advierte que “Todo texto se construye como mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro texto. En lugar de la noción de intersubjetividad se instala la de intertextualidad, y el lenguaje poético se lee, al menos, como doble”. De manera que el lenguaje poético se puede mover transversalmente sobre el discurso como infinidad del código, mostrando hasta dónde llega el código. La pregunta que se hace Kristeva, y que se tendría que hacer todo lector ante un texto es: ¿Por qué este texto está entramado así, de esta manera?

Aventuraré aquí una lectura, en ese sentido, la de descubrir cuál es el entramado de El día interminable.

No obstante, me detendré un poco en el contexto, y es que el libro trae en la portada una máscara humana de jade olmeca. Recordemos que estas máscaras no eran creadas para ser utilizadas desde un punto de vista práctico, ya que no tienen orificios para la nariz u ojos, algunas inclusive son planas en la parte posterior. Las máscaras humanas carecen de una individualización, no son retratísticas, y hay un repertorio muy limitado de personajes. Probablemente eran representaciones idealizadas. Y esta al tener el rasgo de la boca abierta y las pupilas dilatadas, podría indicar un estado de trance. A continuación, se descubre que el libro está dedicado a sus dos hijos fallecidos, Valeria y Andrés, y aunque luego se advierta que el trabajo que le tomó 29 años, y que iba de 1990 a 2019 habría concluido luego de la muerte de Andrés.

Asimismo, otra lectura podría tomar en cuenta los cuatro epígrafes que recorren lecturas de doce siglos, resaltados por el autor, en un trabajo presentado de esta manera, no podrían pasar inadvertidos. “¡He dormido en el jardín del emperador, / esperando la orden de escribir! / He visto el estanque del dragón…”. Li Po, siglo VIII D.C. “Somos los que nos convertimos en polillas / Frente a la llama de la belleza…”. Mehmed Hayáli. Siglo XVI D.C. “Las campanas suenan sin razón y nosotros también…”. Tristan Tzara. Siglo XX D.C. “Reina del viento fundido / -en el corazón de los peces fuertes- / pero tenaz memoria…” Aimé Céssire. Siglo XX D.C.

Regresando a nuestra lectura, diremos entonces que aquí las imágenes textuales hacen permanentes desplazamientos de los significantes en busca de un significado. Así, utilizando la clave del lenguaje poético se viaja en indagación de una puerta que se nos abra y nos deslumbre con su misterio. Leemos en consecuencia como en un palimpsesto que la cultura del autor está reescrita por sus diferentes lecturas, como él mismo nos advierte en sus Notas, que aparecen al final del poemario, a manera de colofón:

 

Debiera ser evidente la cita que hago, en la parte IV, de una línea irresistible de la inolvidable canción experimental popular brasileña Disparada de inicio de los 1960s. Igualmente, cualquiera notará, un rastro, al comenzar la parte IX, del extraordinario poema I.1. del Danzante y la muerte (1983) de Seke Rosso. ¿Y quién no reconocerá, en la parte IX, a Quevedo? Frases y ecos de Borges, Celan, Cesaire, Eliot, García Lorca, Gimferrer, Hölderlin, Lezama, Neruda, Tzara, Vallejo y Walcott a lo largo del texto tendrán también que ser inmediatamente reconocibles, siendo obvias. (40)

 

Uno por uno, los versos emergen en un tono descriptivo, como si el poeta estuviese asistiendo a escenas cuya descripción se traslada al mundo onírico. En estos versos el viaje descriptivo nos lleva a imágenes que se trasladan desde sirenas que lo invocan (¿Osaré repintar las sirenas que me invocan desde el aire?) hasta sumergirse en el profundo aliento de lo americano porque aquí es Guayaba el aroma de la claridad.

 

El agua, el sentido de lo femenino, la obsidiana, frutas exóticas, constelaciones americanas, mapas textuales que recorren topologías que cruzan las Antillas y el altiplano boliviano, se desgranan en un deletreo alucinante de asonancias y cadencias, que de repente se multiplican en versos cuya disposición gráfica se nos presenta a manera de coros. Sin embargo, su sentido final se me esconde como cuando uno se aproxima a la vida cuya proximidad, cuya intensidad, siempre está velada para otro que se exponga a leerla: poesía que se dice y expresa como latido de palabras.

 

En este viaje, de repente, nuestra lectura se encuentra con una elegía, como si la voz de las imágenes, en su gran mayoría surrealistas, lectura de lecturas, no sean otra cosa que resonancias del núcleo del poema, que quién sabe es también como esa cebolla de la que nos hablaba Jaime Sabines en su Como pájaros perdidos: “Se puso a desprender, una tras otra las capas de la cebolla, y decía: He de encontrar la verdadera cebolla, he de encontrarla!”. Este núcleo, creemos, se halla escrito en un fragmento al final del poema XV, fragmento que también es epígrafe del mismo poema:

 

Suenen campanas sin razón y nosotros también

 

¡Locura!

¡Blanca amargura!

 

¡Ya se avista el estambre del recuerdo en el viaje sin pasajes de mi amor inacabado!

¡Ya se avista la ribera del sentido en la nave harapienta de la urgencia!

 

(el repliegue   el galeón         el sopor

 

   el hocico de los islotes

      la tregua     el camino    la obsidiana

         sólo un atisbo de obsidiana

 

              estatua encarcelada)

 

Siguiendo el modo del palimpsesto este segmento empieza con un verso de Tristan Tzara:  Suenen campanas sin razón y nosotros también.

Valga, por tanto, este texto como una provocación para una lectura más profunda, que acaso rebata la aquí apurada, y para compartir de que estamos ante una propuesta distinta a lo que generalmente se viene trabajado en el campo poético, según este servidor: ríos de imágenes visuales y acústicas en palimpsesto cuya ninfa principal nos devela la hermosa elegía arriba presentada.

Una delicatesen.

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