lunes, septiembre 30, 2024

Jaimes Freyre: agua poética para Borges

 


El gran aporte de la obra de Jorge Luis Borges es aquel que está simbolizado en el primer arcano del tarot, le bateleur, es decir, el hechicero capaz de acercarnos con magia a la literatura universal; ejercidas estas artes –las del mago- a través de un lenguaje preciso que gracias a la erudición y sus juegos ficcionales mantiene un fino y ecléctico humor, pero principalmente un tono moderno que nos hace sentir que la tenemos al alcance de la mano, como un regalo que se entrega con renovado brío.

 No sería entonces irreflexivo afirmar que su obra impele a regresar al camino que siempre le tocó a la literatura, el camino de la sabiduría. Pues Borges es, ante todo, el gran traductor de una vasta constelación de espacios literarios, elegidos con gran intuición estética, árbol que podemos llamar la lectura borgesiana, lleno de frutos, y ramas y hojas capaces de dar sombra, pero esencialmente de savia renovadora de nuestra mirada sobre la biblioteca. Acercándonos a cada anaquel de ella con verdadero amor, como hace el maestro, como haría aquel Magister Ludi, tan alto a Herman Hesse. Así que, es tal la preponderancia de Borges en el contexto, que su voz se ha transformado en vía y camino de la palabra escrita, tanto que es imposible pensar el futuro de las letras de occidente sin la perspectiva llamada Borges. A través de ella hemos podido regresar a las fuentes de la más deliciosa retórica. Su prosa se pasea con magistral pintura de delectación, ironía y conjetura por todas las épocas, para tocar en lengua castellana las llaves que hacen a las espléndidas puertas de la literatura de todos los tiempos.

 Aunque todavía hay muchos misterios que recorrer en torno a este poeta, y esta vez, considero justo y adecuado intentar develar uno relacionado con Ricardo Jaimes Freyre; aquel, menos famoso que importante, poeta boliviano. Será mi afán el de demostrar que al menos tres espacios les son comunes; queriendo resaltar el hecho de que Jaimes Freyre, siendo de una generación anterior, y fundador del modernismo, es precursor de Borges en aquellos asuntos.

 Diré, inicialmente, que no sería aventurado conjeturar que Borges quedó fuertemente conmovido por el libro Castalia Bárbara de Ricardo Jaimes Freyre. Pues, los poemas que constituyen parte fundamental de ese trabajo, tuvieron la originalidad de ser los primeros poemas escritos en castellano donde se desgrana la mitología escandinava, sintiendo ese aire que nos transporta al choque de los escudos y las lanzas con largo fragor siniestro[1], tan oneroso al poeta argentino. Surge, además, como dato y como albur, que la primera edición fue publicada en Buenos Aires el año del nacimiento de Borges, es decir, en 1899.

 No es desconocido que Jorge Luis Borges se había sumergido con no disimulada pasión en los versos escritos en sajón antiguo y en lenguas germánicas, discurriendo eruditas conferencias sobre el tema como profesor del Curso de Literatura Inglesa en Buenos Aires, donde el Beowulf, Finnsburh, la Balada de Maldon, Oda de Brunanburh, y otros son tratados con gran magisterio. Así que,  nos resulta difícil pensar que no haya caminado por las páginas de ese hermoso libro, especialmente cuando tanto gustaba repetir el poema que lo abre, a pesar que no tiene que ver con el tema de que tratan las líneas de Castalia Bárbara, como más tarde vamos a tener la oportunidad de comprobar. Es también apropiado resaltar que Borges parecía dudar de que alguien pudiera interesarse por esa extraña cultura que a él tanto lo llamaba, como ponen de manifiesto sus palabras en el prólogo a Historia de la Eternidad "El improbable y acaso inexistente lector a quien le interesen las kenningar puede interrogar el brevario Antiguas Literaturas Germanas que publiqué en México en 1951"[2]. Ese desinterés, nos dice Fernando Molina en su ensayo Jorge Luis Borges en tiempos escandinavos, parece auténtico, pues ni el artículo ni el libro sirvieron para paliar el radical desconocimiento de las antiguas literaturas nórdicas de que hacían gala los historiadores literarios españoles (y creo que latinoamericanos)[3].

 En una larga entrevista con María Esther Vázquez, Jorge Luis Borges explica que llegó al mundo de lo escandinavo por el camino de lo anglosajón. Sin embargo, tiene que haberse gestado, al menos en semilla, con la lectura de Catalia Bárbara, y su -hermosa ventana a la mitología escandinava- retahíla: El camino de los cisnes, La muerte del héroe, Los Elfos, Los cuervos, el Walhalla, Aeternum Vale, poemas sobre los que Borges guarda un extraordinario silencio, limitándose a repetir aquél que sirve de pórtico. Sin embargo; en su prólogo a Seis poemas escandinavos, se pregunta “¿Qué secretos caminos me condujeron al amor de lo escandinavo?”. Mientras que en el mismo texto afirma “No soy, por lo demás, el primer intruso de lengua hispana que ha explorado esas latitudes. Nadie puede olvidar la Castalia Bárbara, de Jaimes Freyre”. Asimismo, es curioso advertir que Jorge Luis Borges nació el mismo año de publicación de Castalia Bárbara, 1899, y con prólogo de Leopoldo Lugones[4].

 Por otra parte, nadie ignora que Borges tuvo especial deslumbramiento por Dante Alighieri, con quien mantenía encontrados sentimientos, y al cual, a pesar de profesarle clara admiración, sometió a ciertas irreverentes parodias, como las reflejadas en el famoso cuento El Aleph. Tema éste, el dantiano, en el que, además de la religión compartida, mantiene un cauce comunicante que en esta ocasión vamos a develar. Se trata de la idea que generó el bello ensayo que reflexiona sobre la escena que protagonizan Paolo y Francesca en el infierno, llamado El encuentro en un sueño, publicado dentro de Nueve ensayos dantescos, tema que descubrimos también en un libro de Ricardo Jaimes Freyre llamado Anadiomena[5], donde encontramos el siguiente texto:

 Tortura Celeste

Dice Francesca: -¡Oh Dante! ¿Por qué tu genio quiso

crear este tormento digno del Paraíso?

 Borges, al finalizar su ensayo escribe: “… pienso en dos amantes que el Alighieri soñó en el huracán del segundo círculo y que son emblemas oscuros, aunque él no entendiera o no lo quisiera, de esa dicha que no logró. Pienso en Francesca y Paolo, unidos para siempre en su Infierno. (‘Questi, che mai da me non fia diviso…’ Con espantoso amor, con ansiedad, con admiración, con envidia.”[6]

 ¿No es admirable la común intuición? ¿Leyó Borges a Jaimes Freyre y guardó en su alma esa bellísima lectura del Dante, que fue macerando con el tiempo, como probablemente sucede con muchas de nuestras reflexiones? Podemos conjeturar que sí.

 La enorme consideración que Borges dedica a la música está directamente relacionada con la idea que sostiene Shopenhauer sobre la misma. “Sin mundo, sin caudal común de memorias evocables por el lenguaje, no habría, ciertamente, literatura, pero la música prescinde del mundo, podría haber música y no mundo. La música es la voluntad, la pasión.”, nos dice Borges en “Historia del tango” [7] Aplicado esto a lo que en esencia interesaba a Borges, a la música verbal, diremos que la música vendría a ser el extremo vital de la poesía. La música como voluntad poética. Sin embargo, es relevante anotar que la música verbal tiene otro ritmo y otros modos distintos a los de la música tonal. Primero que su función no es matemática, es –digámoslo así- referencial, yo siento que suena en el pentagrama de la memoria; no del tiempo, creando el pentagrama en el espacio y la cifra de la palabra, no del tiempo, riguroso y fatal de la secuencia tonal.

 Son las conferencias pronunciadas en Harvard en 1967 y 1968, bajo el título Arte poética, y en los que Borges se define con relación a la música verbal. Nos afirma que todo el arte aspira a la condición de la música, y eso es porque todo artista debería aspirar a devolver al lenguaje su cualidad de "mágico", donde las palabras resonaran con un poder tal que resistiera cualquier intento de definición de la poesía, de la palabra misma. Nos habla de la música en la poesía como un fruto de la fusión entre forma y contenido: "Muchas veces he sospechado que el significado es un valor añadido del verso. Sé a ciencia cierta que sentimos la belleza de un poema antes incluso de que empecemos a comprender su significado". A continuación pone el ejemplo de que él disfrutaba con los sonetos de Shakespeare sin preocuparse sobre lo que querían decir.  En esta línea, es por demás interesante recordar la lectura al auditorio de un soneto, "Spinoza", en español, demostrando así su teoría: "El que muchos de ustedes no sepan español hace de él un soneto mejor. Tal y como he dicho, el significado no es lo importante, lo que importa es la musicalidad, un modo determinado de decir las cosas"[8].

 Es válido también recuperar de esas conferencias sus afirmaciones cuando nos habla de la traducción. El traductor, en consecuencia, no está siempre puesto frente a la alternativa de elegir entre conservar en su versión el sentido del poema o, más bien, su ritmo y musicalidad. Hay casos en los que este peculiar uso de la palabra le abre la posibilidad de recomponer el poema, de recrearlo fielmente, aunque no practique la traducción literal del mismo. La fidelidad de la traducción tiene que ver con el respeto por la emoción que el poema produce. Borges ofrece varios ejemplos de versos en inglés y uno, que cito en seguida, en castellano. Explica primero: “Me gustaría citar unos cuantos versos. Si no los entienden, pueden ustedes consolarse pensando que yo tampoco los entiendo, y que no tienen sentido. Bellamente, de un modo absolutamente delicioso, carecen de sentido; no pretendían decir nada. […]

 

Peregrina paloma imaginaria

que enardeces los últimos amores

alma de luz, de música y de flores

peregrina paloma imaginaria.

 

Siendo Ricardo Jaimes Freyre principal cultor de la música verbal, pues en su Leyes de la versificación castellana,  nos advierte sobre el verso libre: Y tiene una condición que le es propia, que le impide ser un simple híbrido de prosa y verso: la posibilidad de crear sus unidades de acuerdo con las ideas; unidades según las imágenes, según las figuras, según la lógica; la posibilidad de que cada pensamiento tenga su forma de desenvolverse, como el río forma su cauce, según la feliz expresión de Verhaeren[9]. No es extraordinario pensar que esta definición, esta Ars Poetica, sería herencia de Ricardo Jaimes Freyre. Poeta éste cuya poesía es ajena a los juegos verbales, y por el contrario, a través de la metáfora transporta conceptos cuya profundidad es consecuencia de sus impenitentes lecturas de literatura del medioevo, especialmente del Dante.

 Finalmente, para poner un signo de admiración doble, encontramos una extraordinaria entrevista citada en un artículo de periódico en la que Borges admite la influencia de Jaimes Freyre: “En el caso especial de Jaimes Freyre -Pregunta Dante Escobar ya avanzada la entrevista en su libro Las Obsesiones de Borges-  ¿Sentía usted alguna influencia en su poesía?”, Borges contesta: “Quizás -responde Borges- muchas de mis primeras experiencias poéticas tienen influencia de Jaimes Freyre; era un preciosista. En su poesía, -y no lo digo porque usted sea boliviano-, la página es parte del lenguaje en la comunicación íntima poeta-lector.”, y, más adelante, continúa “No me cabe duda de que en mi libro Fervor de Buenos Aires hay versos con notable influencia de Jaimes Freyre y Lugones.”[10].

Todo esto, dirán ustedes, y no sin razón, no ha tenido que ser foráneo al genio de Borges. Sino muy profundo, tanto que llega a usar este poema como enseñanza de lo que él mismo preconiza como poesía, es decir, la música, poema cuyo sentido se refiere precisamente a eso, es decir a la poesía. ¿Qué mejor tributo se puede rendir en la óptica de Borges a un poema cuyo sentido es la propia poesía, que sin decir nada a la manera de la música lo dice todo? Los sones están dados y el entresijo develado. Quién puede dudar entonces que Ricardo Jaimes Freyre sirviera de fuente del patio secreto, donde la obra fluye y entrega agua poética y sal –a la sombra de la música modernista- para la sed inagotable y prolífica del más grande escritor hispanoamericano del siglo xx.

 

Gary Daher

 

 



[1] El Walhalla, Castalia Bárbara. Ricardo Jaimes Freire.

[2] Historia de la Eternidad, Jorge Luis Borges, Emecé, 1953.

[3] Jorge Luis Borges en tiempos escandinavos, Fernando Molina, revista digital La hoja latinoamericana, julio-agosto 1998

[4] Souza. Mauricio. Ricardo Jaimes Freyre: Obra Poética y Narrativa. La Paz: Plural editores. 2005. Impreso.

[5] Poesías Completas, Ricardo Jaimes Freyre, Ministerio de Educación y Bellas Artes, Biblioteca de autores bolivianos, 1957

[6] Nueve ensayos dantescos. Espasa-Calpe, 1982

[7] Jorge Luis Borges, Evaristo Carriego. Alianza, 1990.

[8] This Craft of Verse. The Charles Eliot Norton Lectures 1967-1968, Presidente and Fellows of Harvard Collage, 2000

[9] Poesías Completas, Ricardo Jaimes Freyre, Ministerio de Educación y Bellas Artes, Biblioteca de autores bolivianos, 1957

[10] Artículo escrito por Martín Zelaya el11 de junio de 2016 en el periódico Página Siete de La Paz. “Borges y Bolivia, un libro y un poeta perdido”.

sábado, agosto 31, 2024

La doncella bendencida

La Ghirindata - Dante Gabriel Rossetti (1873)

“The Blessed Damozel”, que hemos titulado “La Doncella Bendecida”, es un bellísimo poema de Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), poeta, traductor y pintor inglés fundador del movimiento Prerrafaelista. La versión que aquí se publica es una traducción mía, pero debe muchísimo a Borges, quien en una clase magistral, dentro de las veinticinco que dictó en 1966 en la Universidad de Buenos Aires como parte de un Curso de Literatura Inglesa, expuso y explicó esta notable pieza literaria. El libro “Borges Profesor”, Emecé, 2000, intenta recuperar estas lecciones.

Damozel es un término del dinamarqués antiguo, que parecería hablar de algo cercano a doncella, pero juzgo que el nombre proviene de Beatriz, cuyo significado anota el mismo Rossetti sería “a quien ha sido conferida la bendición”, protagonista principal de las obras de Dante Alighieri, poeta fundamental para Rossetti, hijo del primer traductor de La Comedia (La Divina Comedia) al inglés, y traductor, él mismo, de Vita Nuova, fuente permanente de su inspiración, y en este caso precursor del poema, pues se sabe que la primera versión de “La Doncella Bendecida” fue escrita cuando Rossetti contaba apenas con dieciocho años.

Las muchas revisiones posteriores fueron dando forma al poema, y a la visión. En 1871 Rossetti comenzó a trabajar en la pintura que daba interpretación visual al poema.

“La Doncella Bendecida” es una hermosa narración trágica de cómo dos amantes son separados por la muerte de la dama, la doncella, y la expresión del deseo que ella misma siente de entrar al paraíso. Lo extraordinario es que ella ya está allí, en la puerta, digamos, pero nos da a conocer que no lo hará, que no entrará, si esto no sucede acompañada de su amado.

El poema es fuertemente visual, como cabe esperar en un pintor, pero según corresponde también a un discípulo de Dante. No olvidemos que el mundo ultra terreno que se describe en La Comedia abunda en detalles, que realzan su tono de pesadilla.

Es interesante observar que ambos están condenados: viven un infierno porque están separados. El poema insinúa que el paraíso o el infierno no son un lugar físico, sino un estado del alma. Así, la dama del poema ha sido premiada con el Cielo, pero vive el infierno por la separación, y la angustia, que luego se hace certeza (el poema termina con el llanto de ella, que lo sentimos más terrible porque es un llanto de sufrimiento en el Cielo Divino mismo), de que su amado jamás llegará.

Qué diferente se presenta este cuadro de aquel otro que el mismo Dante encuentra en el Infierno, y que tanta emoción causara en el poeta. Hablo de Paolo y Francesca, condenados al Cuarto Círculo de los lujuriosos. Ellos están en el infierno, el ambiente es abominable, los cuerpos son sombras que se lleva el viento, pero están juntos para siempre. Nuestro poeta Ricardo Jaimes Freire, mucho antes que Borges pergeñara sus Ensayos Dantescos escribió este poema inquietante:

Tortura Celeste


Dice Francesca: ¡Oh Dante! ¿por qué tu genio quiso
crear este tormento digno del paraíso?


La Doncella Bendecida*

La doncella bendecida se inclinó
en la baranda de oro del Cielo;
sus ojos eran más profundos todavía que la profundidad
de las aguas reposadas;
sostenía tres lirios en su mano,
y siete eran las estrellas de su cabellera.

A su túnica, desabotonada del broche al dobladillo,
no la adornaba ninguna flor bordada
sino una rosa blanca, regalo de María,
vestida exclusivamente para el oficio;
su cabello que caía a lo largo de la espalda
era amarillo como el maíz maduro.

A ella le parecía que apenas había sido un día el transcurrido
como uno de los miembros del coro de Dios;
la maravilla no se había ido todavía
de esa mirada tranquila suya;
aunque, para aquellos que ella había dejado, ese día
ya había sido contado como diez años.

(Para uno, son diez años de años.
. . . Todavía ahora, y en este lugar,
infaliblemente inclinada sobre mí-- su cabello
esparcido sobre mi cara....
Nada: las hojas del otoño.
El año entero cae de prisa.)

Era el baluarte de la casa de Dios
en el que ella se hallaba parada;
edificado por Dios sobre la escarpada profundidad
donde el Espacio comienza;
tan alto, que mirando de allí hacia abajo
ella apenas podía ver el sol.

Situado en el Cielo, más allá del diluvio
de éter, como un puente.
Abajo, las mareas del día y de la noche
con llamas y oscuridad fundan
el vacío, llegando hasta el fondo donde esta tierra
gira semejante a un insecto irritado.

Alrededor de ella, los amantes se volvían a encontrar
en medio de inmortales aclamaciones de amor,
pronunciando perpetuamente entre sí
sus nombres recordados en el corazón;
y las almas que se elevan hasta Dios
pasaban delante de ella como delgadas llamas.

Y ella seguía inclinándose y observaba
hacia abajo del balcón circular;
de modo que sus pechos deben haber
entibiado la baranda donde se inclinaba,
y los lirios se acostaban como dormidos
a lo largo de su brazo doblado.

Desde ese lugar fijo del Cielo ella vio
al Tiempo semejante a un pulso que se agitara fiero
a través de todos los mundos. Su mirada aún se esforzaba
por penetrar adentro del abismo
su camino; y entonces ella habló como una vez cuando
las estrellas cantaron en sus esferas.

El sol se había ido ahora; la luna ensortijada
era como una pequeña pluma
que tiembla hundida en el abismo; y entonces
ella habló a través del ambiente quieto.
Su voz era como la voz que las estrellas
tenían cuando ellas cantaron juntas.

(¡Ah cuan dulce! Aun ahora, en esa canción de pájaro,
¿no está tratando su voz desde arriba,
alcanzar ser escuchada? Cuando esas campanillas
poseyeron el aire del medio día,
¿no se esforzarán sus pasos por llegar a mi lado
bajo aquella resonante escalera?)

"Deseo que él venga a mí,
porque él vendrá," dijo ella.
"¿No he orado al Cielo?--en la tierra,
Señor, Señor, ¿no ha orado él?
¿No son dos oraciones una fuerza perfecta?
¿Y debo sentir miedo?

"Cuando la aureola rodee su cabeza,
y él esté vestido de blanco,
yo tomaré su mano y me iré con él
a los hondos pozos de luz;
y bajaremos hacia el arroyo,
y nos bañaremos allí a la vista de Dios.

"Nosotros dos estaremos de pie junto a ese sagrario,
oculto, restringido, no hollado
cuyas lámparas están continuamente agitadas
con las plegarias que suben hacia Dios;
y veremos que nuestras antiguas plegarias, concedidas, se disolverán
cada una como una pequeña nube.

"Nosotros dos nos recostaremos bajo la sombra
del árbol místico viviente
dentro de cuyo íntimo ramaje
se siente que a veces mora la Paloma,
mientras cada hoja que sus plumas tocan
dice Su Nombre en voz alta.

"Y yo le enseñaré a él,
yo, recostada así,
las canciones que aquí canto; a las que su voz
interrumpirán, serenamente y despacio
encontrando un poco de conocimiento en cada pausa,
o alguna nueva cosa para aprender."

(Ay, qué pena, nosotros dos, nosotros dos, dices tú!
Sí, uno fuiste tú conmigo
una vez, hace tiempo ya. ¿Pero Dios elevará
la interminable unidad
del alma cuya semejanza con tu alma
no fue sino su amor por ti?)

"Los dos," dijo ella, "buscaremos el bosquecillo
donde está nuestra señora María,
con ella cinco doncellas cuyos nombres
son cinco dulces sinfonías,
Cecilia, Gertrudis, Magdalena,
Margarita y Rosalía.

"Ellas se sientan en círculo, con rizadas cabelleras
y testera de guirnaldas.
En fina tela blanca como llama
urden el hilo dorado
para hacer las túnicas de aquellos
que acaban de nacer, porque han muerto.

Él temerá, posiblemente, y permanecerá mudo:
Entonces yo pondré mi mejilla
sobre la suya, y le diré de nuestro amor,
ni desconcertada ni débil.
Y la querida Madre aprobará
mi orgullo, y me permitirá hablar.

"Ella nos llevará, de la mano,
hasta Aquél , alrededor de Quien todas las almas en ruedo
se arrodillan, el claro campanilleo de las innumerables cabezas
inclinando sus aureolas;
y los ángeles al encontrarse con nosotros
tocarán sus cítaras y sus cítolas.

"Allí pediré a Cristo, el Señor
sólo esto para él y para mí:--
Vivir como lo hicimos una vez en la tierra
con Amor,--sólo para estar,
como estuvimos entonces, para siempre ahora
juntos, yo y él."

Ella contempló y escuchó, y entonces dijo
un discurso menos triste que apacible,--
"Todo esto es cuando él venga". Ella se detuvo.
La luz la estremeció toda, llena
de ángeles en fuerte y nivelado vuelo.
Sus ojos suplicaron, y sonrió.

(Yo vi su sonrisa.) Pero luego su camino
se hizo vago en distantes esferas:
y entonces ella dispuso sus brazos delante de
las doradas barreras,
y puso su cara entre sus manos,
y lloró.
(Yo oí sus lágrimas.)

Dante Gabriel Rossetti
1828 –1882

Versión: Gary Daher Canedo
Original en inglés: The Works of Dante Gabriel Rossetti (1911)

* Nota

En su trabajo sobre la “Vita Nuova” Rossetti traduce: “when first the glorious Lady of my mind was made manifest to mine eyes; even she who was called Beatrice by many who knew not wherefore”, con el siguiente apunte de pie de página:
† In reference to the meaning of the name, “She who confers blessing.” We learnfrom Boccaccio that this first meeting took place at a May Feast, given in the year 1274by Folco Portinari, father of Beatrice, who ranked among the principal citizens ofFlorence: to which feast Dante accompanied his father, Alighiero Alighieri.


Entonces podemos afirmar que para Rosseti “The Blessed Damozel” es Beatriz (Beatrice) “She who confers blessing"

 


miércoles, octubre 04, 2023

La poesía Nuosu de Aku Wuwu

Cuando uno imagina a la gente de la China, uno piensa en muchísimas personas apiñadas en los extensos territorios del Asia que todos llamamos China cuando vemos ese mapa con forma de dragón barrigudo en el planisferio. Pero cuando uno se aproxima, se asombra de encontrar una multiplicidad de grupos culturales que difieren los unos de los otros, con su propia historia, tradiciones, mitos, cultura, modos de ser, y hasta de lengua.

Hoy queremos hablar de Aku Wuwu, un poeta de un grupo étnico minoritario del suroeste de China llamado Yi (Yizu). Aku es miembro de un subgrupo de los Yi conocido como Nuosu, que tuvo un “reino independiente” en las montañas del sur de la provincia de Sichuan durante cientos de años. Aunque la mayoría de los poetas yi contemporáneos escriben en chino, Aku ha tomado la delantera en la composición de poesía en el dialecto nuosu. Debido a estos esfuerzos, se le ha llamado el "creador de la poesía moderna en Yi".

Aku Wuwu nació en 1964 en el condado de Mianning, prefectura autónoma de Liangshan Yi, provincia de Sichuan. Sus trabajos han sido publicados en revistas y volúmenes editados como Manoa, Ratapallax, Cha y Basalt. Su colección de poemas en nuosu y en chino.

Como la mayoría de los poetas de minorías étnicas en China, también escribe en chino. Conocido por sus poderosas interpretaciones de poesía basadas en temas y motivos tradicionales yuxtapuestos con los desafíos contemporáneos que enfrenta su grupo étnico, la obra más conocida de Aku es "Calling Back the Spirit of Zhyge Alu", que se refiere a un antiguo héroe mítico.

Más de dos millones de nuosu viven en la prefectura autónoma Yi de Liangshan, en la provincia meridional de Sichuan, y sus alrededores. El nombre "Aku Wuwu" es una versión sinizada de Apkup Vytvy como está escrito en la romanización Nuosu. Su nombre chino es Luo Qingchun. Al crecer en una aldea, Aku aprendió a hablar chino alrededor de los siete años y a los 18 se había matriculado en la Universidad del Suroeste para Nacionalidades en Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan. Aku Wuwu es actualmente decano y profesor de Estudios de Minorías Étnicas en la Universidad de Nacionalidades del Suroeste, Chengdu, provincia de Sichuan, y participa en muchos proyectos para promover la educación de los estudiantes Yi.

Autor de numerosos volúmenes de poesía tanto en nuosu como en chino, Aku Wuwu es también crítico literario y defensor de la poesía en “lengua materna” y está interesado en cuestiones de hibridación cultural. Sus obras traducidas incluyen Tiger Traces: Selected Nuosu and Chinese Poetry of Aku Wuwu (Aku Wuwu and Mark Bender, ed. 2006. Columbus: Foreign Languages Publications) y Coyote Traces: Aku Wuwu's Poetic Sojourn in America (Aku Wuwu 2015, Wen Peihong y Mark Bender, traducción de Beijing: The Ethnic Publishing House/Columbus: The Ohio State University National East Asian Resource Center).

Mark Bender, profesor especialista en interpretación tradicional y literatura relacionada con la interpretación de China, incluidas las culturas locales Han y de minorías étnicas, ha traducido a Aku Wuwu al inglés, además de haber escrito un texto al respecto llamado "El espíritu de Zhyge Alu: La poesía Nousu de Aku Wuwu".

Aquí hemos traducido ese texto, así como un poema de Aku Wuwu tomado de la versión inglesa traducida por Mark Bender.

El espíritu de Zhyge Alu:

La poesía Nuosu de Aku Wuwu

Aku wuwu (2005)
Las turbulentas aguas del rugiente río Yalong pasaban por debajo del puente bajo suspendido entre los estrechos acantilados de color rosa y gris. Aku Wuwu señaló a través de las tablas, unidas con cables y alambres, hacia un valle estrecho que conducía a las montañas con escasa vegetación. "Allá arriba se encuentra mi pueblo, a otra hora de caminata por ese sendero. Aquí es donde crucé para llegar a la escuela. Estos pastos a lo largo del río son los mismos a los que se aferraron los clanes Yi originales cuando migraron por estos valles fluviales hacia Liangshan. . Los mitos antiguos hablan de estas hierbas."

Aku Wuwu (romanización Nuosu: Apkup Vytvy) es un conocido poeta de la rama Nuosu del Yi del suroeste de China. Una vez conocidos como Lolo, los Yi son uno de los grupos étnicos minoritarios más grandes de China, con alrededor de siete millones; Decenas de sucursales viven en zonas montañosas de las provincias de Yunnan, Sichuan, Guizhou y la Región Autónoma Zhuang de Guangxi. Más de dos millones de nuosu viven en la prefectura autónoma de la nacionalidad Yi de Liangshan en las montañas Liangshan del sur de Sichuan y en la prefectura más pequeña de Ninglang en el norte de Yunnan. Hasta mediados de la década de 1950, los Nuosu en Liangshan eran relativamente independientes: pastoreaban cabras y ovejas, criaban pollos y cerdos, cultivaban patatas, maíz y trigo sarraceno, y complementaban su dieta con la caza y la recolección de plantas silvestres. Su estricta sociedad de castas, dividida en cuatro clases y descrita por los investigadores chinos como una "sociedad esclavista", era conservadora y aislada, y tenía pocos contactos con el mundo exterior. Las relaciones de clan y los vínculos matrimoniales siguen siendo de gran importancia en la vida comunitaria e individual, y la visión del mundo de Nuosu sigue siendo animista. Tienen muchas creencias sobre los espíritus y fantasmas de la naturaleza, que existen en diversas formas y a los que se culpa de toda una serie de desgracias. Los portadores importantes de la tradición son los bimo (sacerdotes), que cantan antiguos textos Yi en importantes ritos y funerales, y los sunyi (chamanes), que se comunican con fantasmas y espíritus tocando tambores hasta entrar en trance.

A finales de la década de 1950 y principios de la de 1960, los Yi y otras minorías se integraron más en la sociedad china en general, y comenzaron a surgir escritores, poetas y artistas Yi con estilos modernos. Entre los poetas yi de esta época se encontraban Wuqi Lada, cuyo estilo estaba fuertemente influenciado por las canciones folclóricas y epopeyas tradicionales de Nuosu, y Tipu Zhibu, que pertenece a un subgrupo Yi en Guangxi. Durante los excesos políticos de la Revolución Cultural, la cultura Yi fue atacada. Posteriormente, los líderes locales hicieron esfuerzos para promover y preservar la cultura, y se tomaron nuevas iniciativas en la conservación del idioma. A finales de la década de 1970, se introdujo en Liangshan un silabario Nuosu revisado basado en 819 glifos tradicionales. Aunque el chino es hoy el principal medio escrito en el que viven los Nuosu, la escritura Nuosu todavía se enseña y algunas personas han adquirido competencia en su uso.

A principios de la década de 1980, estaba en marcha una especie de renacimiento de las letras Yi, aunque la mayor parte del trabajo se escribía en chino. Entre los primeros de esta generación en obtener reconocimiento se encuentran Jidi Majia y Luowu Laqie. A finales de la década de 1980, habían surgido muchas voces nuevas, incluidas las del escritor y poeta Ma Deqing, el erudito épico Yi Bamo Qubumo, Asu Yue'er, Enimusuo Sijia y Aku Wuwu. En términos generales, estos poetas renacentistas componen obras sobre temas étnicos o personales y se basan en temas, formas, imágenes e inquietudes sociales y emocionales nativas. Todos han sido influenciados por la poesía china tradicional y moderna y por las traducciones de la poesía occidental moderna.

Nacido en 1964, Aku Wuwu comenzó a escribir como estudiante en la Universidad de Nacionalidades del Suroeste en Chengdu. A diferencia de la mayoría de los poetas yi contemporáneos, escribe tanto en chino como en nuosu, pero hasta ahora se ha negado a permitir que sus poemas en nuosu se traduzcan al chino. Entre sus obras poéticas se encuentran las colecciones en lengua nuosu Cux wa yyp mop (Río de invierno), publicada en 1994, y Lat jju (Huellas de tigre), una colección de poemas en prosa de 1998. En 1995 apareció una colección en chino titulada Zou chu wu shi (Fuera de la tierra de los hechiceros). Sus poemas han sido antologizados tanto en idioma yi como en chino...

Mark Bender. Manoa. University of Hawai'i Press

Volume 17, Number 1, 2005. pp. 113-118

 

 

Pieles de Tigre (Lat Nij)

 

El abuelo cazaba tigres.

Mi padre vendía pieles de tigre.

 

Antes de ser vendidas

eran colgadas frente a la casa

como ovejas preñadas que cruzaban el patio una a una

sus corderos se perdieron.

Detrás de la casa las pieles,

los perales y durazneros se marchitaron uno a uno.

 

En la pradera de mis sueños mi Padre

iba a pasos largos entre la muchedumbre

vestido de piel de tigre.

Los gritos “Ahí viene un tigre” resonaban

los muros de piedra del pueblo

se agrietaron,

y las piedras rodaron como cabras desbocadas.

La última fue mi madre, perseguida por el tigre hasta el final del bosque;

Ahí murió, sin embargo volvió a la vida.

 

Antes de ser vendidas las pieles del tigre

fueron las pieles del cielo

las pieles de la tierra

las pieles del agua

las pieles de las rocas.

Cuando se convirtieron en ventanas en la pared

esas pieles de tigre me definieron

Si me vieran, sería visto con

una escopeta de caza al hombro.

 

Al decidir montar un tambor sagrado con piel de tigre

uno teme esos latidos que entregan

plagas fulminantes a través del bosque infinito.

Al hacer un arnés con piel de tigre para el buey

el único temor es que no haya más tierra para arar.

Cuando se hace un estandarte con piel de tigre

el único temor es que nadie lo levante.

 

Nunca he visto una piel de tigre, tampoco un tigre.

“Un hombre deja únicamente su nombre al morir;

Un tigre deja sólo su piel”

¿Por qué no ser tigre?

¿Por qué a los niños nos educan así?

Cualquiera fuera la razón, esas pieles de tigre

fueron vendidas por mi padre.

 

En año nuevo

el piso estaba cubierto de agujas de pino

no se pudo encontrar ni una sola de las huellas del abuelo.

¿Murió otra vez en el cielo?

Que sea solo un sueño.

 

Llevé mi frío corazón para ponerlo

sobre las agujas de pino amontonadas

en el piso de la sala

No sentí los pinchazos de las agujas

como no sentí los tatuajes que cubrían mi cuerpo.

Era otra vez la medianoche de aquel día

La media noche de aquel día.

jueves, agosto 24, 2023

Horror y luz de todos los tiempos

Cuando la aurora despierta en las mañanas y la tarde muere en brazos de la noche, que camina como mujer poderosa en un universo infinito de soles, el hombre se levanta sobre sí mismo, se presiente a sí mismo, y erguido pronuncia palabras cercanas al sentido de la muerte y al misterio de la vida, arrastrando connotaciones que harían temblar los cimientos mismos de las cosas, si llevaran consigo la conciencia de las cosas.

La poesía emerge entonces como un volcán incalculable y no mide tiempos de ninguna naturaleza porque la poesía es el hombre mismo en actitud de conocerse, de observarse, d
e recordarse, de descubrir a la luz de la conciencia que la poesía es acaso la única claraboya de aquella caverna de la que hablaba Platón para mostrarnos el afuera que en realidad está adentro como todas las cosas del cosmos infinito.

Miradas así las geografías, qué magnitud pueden tener dos años de una pandemia mediática y feroz, qué si por mi insaciable apetito devoro mi casa, qué si debido a mi afán de depredador y mi desidia nos amenaza la tierra como un horno en cada una de las ciudades herederas de la ciudad de Dite; y entre estas preguntas, entonces, ¿qué poder tiene el aguijón de la guerra?, cuando acaso, siguiendo a los naturalistas de Cratilo, ya la palabra guerra, guarda dentro de sí todos los horrores del odio, las artimañas de las armas, la muerte, la destrucción, las ambiciones, las oprobiosas derrotas y las aparentes victorias.

Una es la gran amenaza del hombre, que es el hombre mismo. Aquí hay misterio, ya que el hombre es el portador de la llama de la poesía, que también oculta muerte, que también oculta infierno, que también pronuncia la palabra guerra.

Poesía líbrame de la poesía, hombre líbrame del hombre, y entonces, poetas renovados, celebrar las palabras sagradas que se guardan como oro puro en las profundas cámaras del corazón.


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