Apuntes sobre los modos y formas de la poesía
1. Todas las obras son fruto del espíritu.
2. No se debe buscar la palabra por la palabra, sino por el camino que nos conduzca a nosotros mismos.
3. En la medida que realizamos ese viaje interior pueden suceder los frutos, llámense poemas (y esto de la manera y forma que convienen al momento de esa ruta), narrativas, ensayos, tratados, pintura al óleo, esculturas, y tantos productos del espíritu. El modo sigue el sino del rayo de cada quien.
4. La intensidad o levedad de los mismos depende de ese camino.
5. Cuando leemos un poema sufrimos el impacto de ese hito en el camino de otro, que nos arrebata o no, dependiendo de la afinidad con ese espíritu. Si aquél espíritu está cercano nos estremeceremos, si no, podemos hasta quedar perplejos, mudos, y tendremos que hacer un poco el camino del otro hasta ser tocados.
6. Los artificios: sonetos, silvas, décimas, y otros rigores formales, son útiles para disciplinar el espíritu; mismo que una vez que esto haya ocurrido puede ir con su llama donde bien le parezca, que es su alto ser el que ahora conduce.
7. La crítica, si no se desarrolla en el reconocimiento de los diálogos poéticos entre la obra de los poetas (que estos suceden inevitablemente entre sus poemas), o los modos generacionales, su labor debería ceñirse en orientar específicamente, quiero decir, uno por uno, cada voz poética, caso contrario se puede convertir en una flor cuyo aroma es difícil de reconocer. Tal el caso nuestro, digo la crítica sobre nuestra generación. Creo que debemos escribir puntualmente sobre cada autor, y también sobre las tendencias, las líneas, las herencias, para reconocernos y entablar los diálogos.
Así, lo que se debe mostrar, dentro de la poesía universal, es la poesía que hallamos alta, la que realmente refleja la luz que necesitamos. Y la única manera de mostrarla es, estremecidos de amor por ella, decir la que nos toca, y cómo.
Los poetas chirles y hebenes, morirán por su propio lazo; los que no, hallarán el camino nuevamente, porque realizan la jornada.
Luego, caminemos según nuestro relámpago, firmes en el rigor, con un ojo puesto en el futuro y el otro en los amados poetas muertos, los grandes de siempre. Las maneras no son relevantes; sino el fuego, o espíritu, o señor poético que nos habita.
2. No se debe buscar la palabra por la palabra, sino por el camino que nos conduzca a nosotros mismos.
3. En la medida que realizamos ese viaje interior pueden suceder los frutos, llámense poemas (y esto de la manera y forma que convienen al momento de esa ruta), narrativas, ensayos, tratados, pintura al óleo, esculturas, y tantos productos del espíritu. El modo sigue el sino del rayo de cada quien.
4. La intensidad o levedad de los mismos depende de ese camino.
5. Cuando leemos un poema sufrimos el impacto de ese hito en el camino de otro, que nos arrebata o no, dependiendo de la afinidad con ese espíritu. Si aquél espíritu está cercano nos estremeceremos, si no, podemos hasta quedar perplejos, mudos, y tendremos que hacer un poco el camino del otro hasta ser tocados.
6. Los artificios: sonetos, silvas, décimas, y otros rigores formales, son útiles para disciplinar el espíritu; mismo que una vez que esto haya ocurrido puede ir con su llama donde bien le parezca, que es su alto ser el que ahora conduce.
7. La crítica, si no se desarrolla en el reconocimiento de los diálogos poéticos entre la obra de los poetas (que estos suceden inevitablemente entre sus poemas), o los modos generacionales, su labor debería ceñirse en orientar específicamente, quiero decir, uno por uno, cada voz poética, caso contrario se puede convertir en una flor cuyo aroma es difícil de reconocer. Tal el caso nuestro, digo la crítica sobre nuestra generación. Creo que debemos escribir puntualmente sobre cada autor, y también sobre las tendencias, las líneas, las herencias, para reconocernos y entablar los diálogos.
Así, lo que se debe mostrar, dentro de la poesía universal, es la poesía que hallamos alta, la que realmente refleja la luz que necesitamos. Y la única manera de mostrarla es, estremecidos de amor por ella, decir la que nos toca, y cómo.
Los poetas chirles y hebenes, morirán por su propio lazo; los que no, hallarán el camino nuevamente, porque realizan la jornada.
Luego, caminemos según nuestro relámpago, firmes en el rigor, con un ojo puesto en el futuro y el otro en los amados poetas muertos, los grandes de siempre. Las maneras no son relevantes; sino el fuego, o espíritu, o señor poético que nos habita.
2 Comments:
Entonces para vos, ¿Qué es la poesía?
Abrazos.
¿Qué es la poesía?
Hay preguntas que no tienen una respuesta desde el llano, es decir, desde el lenguaje; no al menos de la manera en que se espera: racional, descriptiva. Las aproximaciones al proceso poético son otra cosa, son las experiencias del ser que nos son dadas compartir, como probablemente haya sido el caso de este post. Sin embargo, voy a intentar una parábola:
Luego de una larga caminata sobre el desierto, calcinada la arena por el grito constante del sol, un hombre llegó hasta una fuente de agua. El milagro del elemento madre bastó para la alegría inconmensurable de su espíritu, pero su cuerpo no lo pudo soportar y cayó fulminado, derrumbándose muerto bajo el resplandor. Nunca llegó a mojar sus labios, tampoco supo si aquel oasis era real o imaginario, al cabo no tenía ninguna importancia.
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