Sueño e inminencia

Así, molido y acezando, llegué hasta una charca de agua detenida. La voz en aquel lugar se perdía como abandonada, y así nadie podría negar que un amenazador silencio se enseñoreaba de sus escondrijos. El líquido encontrado tenía sabor a yeso. Y ahora era yo el que sentía sed. Había dejado de tener importancia el rebaño, y el recuerdo de la lagartija era como un mal sueño.
De esa manera ocurrió la noche, que es como un manto de frío, oscuro y vertiginoso, y supe del abandono. Hubiera podido regresar en aquel momento, pero no quise. Mi voluntad me mantenía amarrado a esta aventura de paredes húmedas; hasta que llegaste –sentí una lluvia y un fragor- mágica, descalza, presentida; y ante mi dormitar líquida e inminente, señora de cada arrecife, como los mares. Ahí fue cuando te vi, tejiendo y destejiendo. Entonces desperté.
2 Comments:
Creo que esto es lo mejor que hasta ahora te he leído, y a mi entender en este texto alcanzás el objetivo de tu enunciado: "Crear un lenguaje de cuerpo intenso, rara belleza e insólitas formas; oscuro y vivo como acaso sea lo profundo del mar."
Saludos
Gracias, jorge ángel, por ser tan atento con mis conatos. Abrazos.
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