Vivir entre diferentes
La convivencia se da por la
necesidad que tiene el ser vivo de asociarse, unido a otro por el interés común
de la supervivencia, y una amplia cantidad de necesidades. No ha sido distinto el
proceso humano con el pero de que los factores en conflicto provienen de las
diferencias que surgen por comportamientos y modos disímiles, ligados a
apariencias, como es el caso de las etnias, a culturas, y a religiones.
Existen muchos niveles
de diferencias, y éstas se suceden desde dentro del hogar, como puede ser el
caso de hermanos con tendencias distintas, hasta en el barrio, ciudad, país, y
culturas. La manera en que los seres humanos convivimos tiene que ver con la
reunión de diferentes; que, a toda vista, produce un nivel más menos intenso de
hostilidades.
El tamaño de la
diferencia exige mayor o menor nivel de comprensión; pero es clave recordar que
los aprietos que emergen se pueden resolver porque existen igualdades básicas
que nos reúnen, pues cualquier par de nosotros puede potencialmente formar
familia.
Un elemento fundamental
para el desarrollo de la convivencia es el adecuado manejo de la identidad. Y
en este sentido es importante afirmar con Alain Touraine que la reconstrucción
de identidades que no son sociales, sino culturales, religiosas o étnicas,
resultan peligrosas; pues, es “peligroso valorar al individuo sólo por su
pertenencia a una comunidad, ya que se corre el riesgo de que cada cultura se
cierre en una experiencia particular incomunicable y que la sociedad se
fragmente en comunidades o evolucione hacia un nacionalismo autoritario y
racista.”[i].
La sociedad humana está
ligada a la acción básica de la comunicación, es decir del lenguaje. Ese
entramado maravilloso que ha construido no solamente el conocimiento de las
técnicas para cumplir con las tareas que permiten satisfacer sus necesidades e
intereses; sino el andamiaje de la reflexión y la búsqueda de lo superior. Será
entonces a través del lenguaje que debemos intentar resolver el desafío de
vivir entre diferentes, para enriquecernos, para construir en una cualidad más
amplia nuestras sociedades.
Con ese propósito,
debemos comenzar proponiendo que la palabra tolerancia sea eliminada del
lenguaje social para la construcción del vivir entre diferentes. Pues la
tolerancia significa tensión que se produce a causa del “yo le permito”. Mientras
que la comprensión, palabra cuya definición es diferente, se refiere a penetrar
en el contexto del otro, ponerse en el lugar del otro, es decir, el desarrollo
de la empatía como ejercicio permanente e interesado en beneficio del otro.
En este contexto, se
puede hablar de la necesidad de convivir adecuadamente con las minorías, sin
olvidar que la primera minoría, es un individuo único. De ahí que se considera
que la sociedad actual debe basarse en los principios de comunicación y de
solidaridad, que en una primera aproximación podría inclusive tener un sentido
práctico: hoy por ti, mañana por mí, sin necesidad de llegar a esa máxima
cristiana, que es la de hacer todo por el otro sin esperar recompensa, que a mí
me agrada tanto porque tiene que ver con la belleza, gran puerto esta propiedad,
qué duda cabe, para la conciencia.
[i]
¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes. Alain Touraine. Madrid, PPC Editorial, 1997
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