Trayecto
El volante no es una dirección, es un arco que al frente se mueve independiente de la noche que ya ha devorado tinta en su vientre de opaca tersura. A mi lado, tu cuerpo, la respiración, una densa marea de te quieros no dichos, y la luna que ha hundido su garganta de nata sobre un mar de presentidos deseos. Por la calle, la gente, los carros. Aquí, adentro, nosotros: callados desconocidos. Aprieto los dedos. Un alguien desata el estrépito de su bocina a mi espalda. Y entonces sí: lúcida, como un regalo de soles, me viene la certeza de que entre ese tú y ese yo que no se aman hay un afán de beberse, no importa en qué callejón ni en qué verano, insaciables, todos los labios. (de mi libro Tamil, 2006)
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