El Gran Vendedor de Miserias
Hay un enorme ruido, como un estrépito, en las redes sociales:
Donald Trump ha ganado las elecciones de la poderosa nación del norte.
Heredero de una importante empresa inmobiliaria, trae consigo
una historia de hábiles manejos financieros y fiscales, construyendo casinos y
lujosos hoteles; pero, es importante resaltar que este proceso estuvo marcado
por periodos de grandes dificultades, en los que tuvo que batirse empleando sus
mejores conocimientos como negociador de bienes raíces.
Su figura política es la de un histriónico y estrafalario
aspirante por el tipo de discurso aplicado. Como buen vendedor, ha logrado
interpretar los más escondidos miedos e intereses de la población deprimida por
el difícil proceso económico que le ha tocado vivir a raíz de la crisis financiera
del 2008, y por el panorama de conflictos mundial donde los Estados Unidos
juega un papel protagónico. Este discurso dicho en un estilo directo, en
lenguaje de la calle, que hizo uso de mensajes maniqueos y reduccionistas, muy
distinto del tono al que la gente está acostumbrada, le ha conferido un
carácter de autenticidad ante la gran masa. El miedo a los migrantes
procedentes de los países en conflicto, identificados con la religión
musulmana, y la incomodidad ante la enorme cantidad de mexicanos
indocumentados, han acendrado los sentimientos nacionalistas, y para lo cual,
además de una dura política anti migratoria, ha esgrimido la necesidad de
renegociar los diversos tratados de comercio internacional. Asimismo, el
mensaje violentamente anti Wall Street promete inyectar honestidad en el
sistema, renovar nombres, con ellos rostros y actitudes. Mientras que sus
mensajes a favor del matrimonio convencional, su posición ante el aborto, le
han generado las simpatías de amplios grupos religiosos, y de grandes sectores
conservadores, especialmente radicados en el agro.
Lo más oscuro del caso viene de la mano de los sectores racistas
y radicales de derecha que han sido despertados, mientas una reacción de los
grupos llamados de avanzada ya se deja sentir desde el primer día. El futuro
promete noches violentas.
Todo este discurso repetido sistemáticamente, y plagado de
insultos, ha calado emocionalmente en una gran parte de la multitud deprimida
de votantes, quienes han callado su intención de voto hasta el día definitivo,
llevados tal vez por la arremetida mediática en contra del candidato. Donald Trump
como un buen negociador, y dueño de casinos, ha hecho que la casa gane. Ahora
será el nuevo Presidente de los Estados Unidos.
Sin embargo, a pesar del discurso, Trump hace parte de la
comunidad capitalista dominante, y siendo el gran negociador como ha demostrado
que es, pasará a una fase de adecuación del discurso a la realidad, de manera
que las líneas del mensaje no serán ejecutadas tal cual se las dijo, y en
muchos casos simplemente serán ignoradas con el pretexto de que se deben
posponer.
Naturalmente este es un albur, el tiempo dirá si tengo la razón.
Mientras tanto, la incertidumbre ya ha tomado las aceras del mundo financiero,
que no productivo, espacio en el que la economía se mueve hoy por hoy, acechando
con temibles debacles; mientras la herida a la confianza en los resultados del
sueño democrático parece hacer aguas por todas partes.
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