martes, julio 26, 2016

Buscando una universidad humanista

El término universitas en el siglo XI aludía a cualquier comunidad organizada con cualquier fin; pero el conflicto y la tensión que suceden luego que los profesores se agruparon en defensa de la disciplina escolar, por la calidad de la enseñanza; mientras los alumnos creaban comunidades para protegerse del profesorado; al ir evolucionando acabaron constituyendo las Universidades.
Actualmente la enseñanza superior consiste en el profesionalismo y la investigación científica. Nuestro país, veleta fácil de las corrientes mundiales, así lo ha intentado aplicar contra viento y marea, quiero decir, contra el decadente profesorado, que en general, con raras excepciones, solamente está interesado en cobrar su sueldo de fin de mes, y contra un estudiantado que al parecer solamente busca obtener el cartón que lo valide ante la sociedad, para intentar colarse en alguna empresa privada o pública, donde, si lo logra, recibirá los duros tropezones de la realidad cotidiana, quiero decir la mala formación enfrentada a los problemas de la maquinaria económica liberal, la que finalmente, también en la mayoría de los casos, será su buena o mala escuela.
Aquí cabe recordar a José Ortega y Gasset, cuando nos dice “Si un pueblo es políticamente vil, es vano esperar nada de la escuela más perfecta. Solo cabe entonces la escuela de minorías que vive aparte y contra el resto del país. Acaso un día los educados en ésta influyan en la vida total de su país y a través de su totalidad consigan que la escuela nacional (y no la excepcional) sea buena.”
Ante este panorama, nos preguntamos cuál la misión de la universidad. Naturalmente, deducimos que no será la insuficiente profesionalización e investigación científica, pues estas formaciones y búsquedas deberían ser el resultado de un proyecto mayor.
Ese proyecto mayor debería fundarse en el desarrollo humano del universitario. ¿Dónde empezar si no en la supuestamente autónoma educación superior? Requerimos una universidad humanista, que busque la transformación integral del hombre, no desde la imposición de una corriente o de una metodología, sino desde la búsqueda individual de cada quien. Nuestros tiempos han permitido que una nueva biblioteca hecha de retazos, y a veces de papeles adulterados, la Internet, se haya extendido y esté al alcance de todos. Esta biblioteca exige criterios de lectura. He ahí la primera misión de la universidad: Debatir y transmitir criterios de lectura de la Internet. Asimismo, y casi en paralelo se deberían instalar foros de debate sobre los temas fundamentales de la humanidad: La vida, la muerte, el amor, la libertad, la paternidad.
Así los asuntos vitales, tal la sobrevivencia del planeta, el verdadero sentido de lo sagrado, la responsabilidad social, el propósito de lo comunitario, la dependencia de las máquinas, y otros, deben ser motivo de foro y concienciación.
Todos estos debates vinculados con la realidad que la sociedad nos entrega. A partir de allí, y luego de un par de años de esta formación humanista, el estudiante podría ingresar en la profesionalización, o especialización; pero ya no será con el propósito de formar un útil ladrillo de la pared, sino un verdadero hombre activo, interesado del quehacer social, de la búsqueda del destino del hombre.
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