miércoles, febrero 10, 2010

El tuerto Narciso

Juan Carlos Ramiro Quiroga, responsable de la presentación del libro "Viaje de Narciso" de Gary Daher ha leído el texto que aparece a continuación el 9 de febrero en el Museo de Etnografía y Folklore. El acto contó con la presencia de Benjamín Chávez, Director del Festival Internacional de Poesía Bolivia 2010 y José Antonio Quiroga de Plural editores. Además, Ariel Pérez aceptó generosamente leer el texto que a propósito de este libro de poesía escribió el poeta Gabriel Chávez. La sala estuvo repleta con los poetas locales, los poetas invitados por el Festival que llegaron del extrajero, y un nutrido público interesado en la poesía.


El tuerto Narciso
Por Juan Carlos Ramiro Quiroga

1. Como el Ulises de Joyce, el Narciso de Gary Daher Canedo -vaya a saber porqué razón- tiene 24 horas de vida. Un tiempo tan largo como para dar explicación “poética” de su paso por este mundo o de su tránsito al otro mundo.

2. La suerte de la figura poética —dibujada en “El viaje de Narciso” (2009) de Daher Canedo— es menos fatídica que la del personaje mitológico griego y más reposada que la del señor Bloom por Dublín.

3. Héroe de la imagen y sobre todo del reflejo, el Narciso de Daher Canedo jamás se hunde o pierde en sí mismo. Antes es un cántico a lo alto. Es decir, la figura evade el factum (el reflejo maldito de su imagen) con agradable sabiduría.

4. Lo que Narciso observa no es su propia imagen, sino la imagen de su circunstancia: el reflejo de la mar en calma y lo que guarda la imagen misteriosa de lo alto (quizás el paradiso) adonde parte casi guiado por un ángel de luz.

5. Un adagio dice que en tiempos de desgracia el tuerto es rey. En el libro de Daher Canedo esta sentencia cobra singular fuerza expresiva, porque el Narciso trepa o mejor transita entre lo bajo y lo alto “con un ojo cerrado/ y el otro apenas abierto” en su condición de náufrago a la vera no de un río sino de la mar de la existencia.

6. Como toda imagen de ensueño, Narciso se proyecta hacia lo alto. No es arrastrado por su propia imagen (no está enamorado de sí mismo) ni se hunde en sí mismo para yacer en su propia mismidad (el colmo de la egolatría).

7. Al contrario, su razón de ser o mejor su pasión medular es, reitero, el tránsito de lo bajo hacia lo alto. El salto de Narciso —aquí cambia matriz de la mitología griega— es hacia la naturaleza espiritual o, en otras palabras, hacia el Paradiso.

8. El Narciso de Daher Canedo no está enamorado de sí mismo. He aquí la clave central del “Viaje de Narciso”: está enamorado de lo que está “fuera” de su ego.

9. Esta suerte de reposo y de apertura, que el libro de Gary Daher Canedo muestra con total franqueza poética esboza otro semblante de Narciso: ya no el sempiterno muchacho cuya belleza raya en la egolatría, sino aquel personaje que ha despertado de esa insensibilidad mortuoria.

10. “El viaje de Narciso” (2009) es la metáfora del despertar. En otras palabras, el poemario de Daher Canedo está herido de consciencia, de luz y de substancia. Es decir, de amor a la vida.

11. Imposible no ponderar esta entrega verbal en la que su autor acepta el dictado original de las palabras y eleva un cántico “precioso” a la existencia, a eso que hemos sido, que somos y que seremos en 24 horas. Ni más ni menos.

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