El hierro del verbo

He realizado innumerables ejercicios. Estos me han descubierto que la censura no es el problema sino el qué decir. Cuando uno ha descubierto qué es lo quiere decir, este toma su modo, entonces aparecen los espacios que requiere, los recursos que requiere, el género, la voz, el tono, el cómo. Entonces si lo que quiero decir tiene un propósito, este se llevará a cabo de la mejor manera. ¿Qué censura puede haber en ello si no la conciencia de saber qué es lo que provoco o a qué convoco? ¿Quién puede saberse capaz de dibujar los escenarios?
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