Viaje de Narciso

La invitación está cursada para quienes estén por esas dos ciudades. Los espero.
A continuación copio la contratapa escrita por el poeta Gabriel Chávez Casazola.
El viaje de Narciso, en el sentido hermético de sor Juana y de Lezama Lima, es un camino circular que baja del alma a la materia —en contemplación de vano reflejo y descenso enamorado a habitarlo—, para más tarde —naufragio, combate, re/conocimiento, un refocilo de violenta luz— elevarse desde la materia al alma, en contemplación, ahora sí, de la verdad interior: revelación, unyo mistica, vuelo. Es también, pues, un viaje al origen de las cosas, a su conciencia, y qué es un poema sino la conciencia de las cosas, se pregunta el autor.
Ayer, cautivo en las aguas del espejo, animal perdido, extraño compañero, Narciso no podía dejar de pensar en el misterio, mas a la vez no oía el canto, su música escondida, olvidado como estaba del sonido y de la noche. Ahora, cuando al fin ha perdido y ganado la batalla —pues con razón me vencí, estoquemos con Manrique—, comprende y pronuncia las cosas esenciales, acaso más próximo del jardinero que las riega a menudo que del poeta que no siempre puede escucharlas. Es que Narciso —o Gary Daher: quién es aquí Tat y quién Hermes— está de vuelta, y albricias por ello, en la lavada túnica de su nueva poesía el cielo nace por todas partes.
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