domingo, octubre 04, 2009

Conejo en fuga

Sombra. En realidad la sombra es lenguaje del cuerpo. Como todo lenguaje poco nos dice de la esencia fundamental del dicho cuerpo.

Es fácil de confundirse con el lenguaje de las sombras. Perplejos nos quedamos con las Sombras Chinas que arman historias y cuentos interminables, pero son dedos y son manos frenéticas.

Sobre la pared huye un conejo, pero es tu mano que acaricia la mía (tanto te he buscado hasta que me encontraste, nada dicen las sombras de esta maravilla)

En la calle las sombras hacen de las suyas, indiferentes a nuestros pasos que nada pueden con ellas. Así la historia se repite de revolución en revolución, y el personaje impávido, sin cambiar de sitio, con su modesta sombra, la boca verde y los ojos perdidos en un pasado distorsionado por otros.

Un árbol en el bosque no tiene sombra, porque el bosque se la traga. Pero hay que detenerse un momento y observar cómo solitario levanta majestuosa su sombra de árbol, dando frescura y descanso, ese vigoroso detentor del viento y de la lluvia. Quién fuera ceibo y bañara de flores las tumbas de nuestros corazones podridos.

Dicen que el hombre puede llevar casi siempre una mala sombra.

Hasta aquí me parecía ir bastante bien, pero ¿Qué es una mala sombra?, me preguntas de repente, y quedo mudo. El sol de la mañana nos arrebata y produce sombras por todas partes. Baste decir que cuando se retira se pronuncia la noche, que es la boca de la negrura, a veces tachonada de estrellas. Mientras que las tímidas luciérnagas son más bien una diminuta sombra que nos guiña desde la tarde.

El monje enciende la vela y se ve su sombra contra los muros. En la pequeña sala totalmente vacía de muebles resalta hierática una imagen en piedra del Buda. Al centro sentado en posición de loto el individuo parece tener la mirada traspasando la casa. Nadie advierte que en el pecho relumbra el corazón con gran intensidad, azul y poderoso, mientras los cánticos se elevan y cae la nieve sobre la montaña, salta el río entre las peñas, la brisa helada acaricia las hojas y mira el búho sobre la rama cómo las manos del santo se abren y forman el cuerpo de la luz y de la sombra.
eXTReMe Tracker