domingo, septiembre 27, 2009

Raúl Gomez Jattin

Los hombres del siglo veintiuno tenemos que dar gracias a este caótico mar de voces, imágenes y sonidos que es la internet. El navegante se sumerge en sus aguas y de repente se encuentra ante islas, veleros con quién sabe qué destinos, o ballenas solitarias que al respirar lanzan el agua salada hacia el cielo, en mágicas coronas sorprendentes. Esta es la sensación que sentí al tropezarme con los poemas del colombiano Raúl Gómez Jattin, a quien leí gracias a Paola, circunstancial visitante de mi página, quien publicó en su blog, el poema «Qué te vas a acordar Isabel». Bellísimo texto del poeta, que me atrevo a reproducir en esta página, a ver si puede ser más difundido.

Los poetas son como las estrellas, una vez que las encuentras y las reconoces hacen figuras, especie de símbolos, que imaginamos nos orientan tanto en el mundo exterior como en el maremágnum de lo interior. Pero en realidad no son los poetas sino los poemas los que recogemos, esos artefactos misteriosos que guardan las joyas que el poeta ha extraído de su propia cotidianidad, de su transcurrencia insólita. “Soy esa torpe intensidad que es un alma”, Borges dixit. Y eso es lo que un poeta trae, mientras esa intensidad alumbra, de vez en cuando, para felicidad nuestra, versos como saetas. Éste me recuerda ese fuego fundamental, ese estro ingobernable de tantos poderosos, acaso Jaime Sabines, en México, o el siempre recordado José Watanabe, el guardián del hielo, con su ciencia elemental develando que la vida en su maravilla no es un camino carretero, sino una senda que nos conduce por lugares inhóspitos pero a veces cargados de frutos, aves de múltiples colores, piedras y maderas, arroyos o duras pendientes y bajadas que hacen a un transcurrir del que no se conoce el fin, pero cuyo destino es el disfrutar o sufrir cada uno de sus accidentes, acaso como el camino de Galta.

No pretendo hacer un ensayo sobre la obra de sus trabajos, solamente levantar un saludo hacia su alma, cuya intensidad ha permitido dejar como huella algunos de sus claros poemas.

Para los que quieran conocer un poco más del poeta les invito a visitar algunos sitios con anécdotas y comentarios sobre su obra, y también, por supuesto, sus maravillosos versos.
Qué te vas a acordar Isabel
De la rayuela bajo el mamoncillo de tu patio
De las muñecas de trapo que eran nuestros hijos
De la baranda dónde llegaban los barcos
de la habana cargados de…
Cuando tenías los ojos dorados
Como pluma de pavo real
Y las faldas manchadas de mango
Que vá
Tu no te acuerdas
En cambio yo no lo notaste hoy
No te han contado
Sigo tirándole piedrecillas al cielo
Buscando un lugar dónde posar sin mucha fatiga el pie
haciendo y deshaciendo figuras en la piel de la tierra
y mis hijos son de trapo y mis sueños de trapo
y sigo jugando a las muñecas bajo los reflectores del escenario
Isabel ojos de pavo real
Ahora que tienes cinco hijos con el alcalde
Y te paseas por el pueblo con un chofer endomingado
Ahora que usas anteojos
Cuando nos vemos me tiras un “qué hay de tu vida”
Frío e impersonal
Como si yo tuviera de eso
Como si yo todavía usara eso.

5 Comments:

Blogger Noctante said...

Los poemas son lugares, heridas.

10:16 a.m.  
Blogger Paola Arciniegas said...

Circunstancial… más ahora asidua, ya que su blog es uno de mis preferidos, y apenas me estoy desatrasando leyendo sus entradas antiguas. Gracias por mostrarnos más de Raúl Gómez Jattin, y gracias por visitar mi blog, para mi es un gusto que un escritor de su talla pase por alla.

11:23 a.m.  
Blogger Claudia, hija de Matilde said...

Gracais, Gary. Hermoso.

4:32 p.m.  
Blogger Gary Daher said...

Paola, gracias por visitar esta remota esquina.

12:00 p.m.  
Blogger Augusto said...

Que bueno que se de a conocer el trabajo de este poeta maravilloso...un gran poeta colombiano.

9:48 a.m.  

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