lunes, julio 20, 2009

Omar Khayyam

Bellamente sorprendido he leído un texto de Idries Shah sobre Omar Khayyam. En él se afirma que “No sólo es necesario saber qué dijo realmente Omar, sino también el significado que dio a sus palabras”. Agrega que al amalgamar ideas de varios poetas sufíes y atribuidas a Omar, FitzGerald mantuvo inconscientemente un impacto sufí en la literatura inglesa.
Deja deslizar la noticia de que investigadores literarios han demostrado mucho interés acerca de la posible influencia sobre Omar del poeta ciego Abu el-Ali el-Maari. En el Luzum, escrito una generación antes que Khayyam, Maari habría publicado una poesía muy similar que tiene reminiscencias de Khayyam.

Un sufí diría que Maari escribía como Khayyam, y Khayyam como Maari, porque ambos escribían desde el punto de vista de la misma escuela. Probablemente –continúa Idris Shah- Khayyam copió a Maari como se copian dos nadadores que nadan juntos y que han aprendido, juntos o por separado, según el mismo método.
Este es el callejón sin salida –afirma- que se encuentra cuando una parte (la literaria) contempla otra faceta de un trabajo, y otra parte (la mística), la intención o influencia dentro de un determinado contexto.

Khayam –concluye Idris Shah- es la voz sufí, y para el sufí, la voz sufí es eterna.
Entre otras aseveraciones, acaso la más interesante es aquella que afirma:
“ El traductor pasó también por alto el énfasis concedido por Khayyam al estado súfico de comprensión que sigue a la “embriaguez”, contenido en pasajes como éste:

No puedo vivir sin vino,
Sin apurar la copa no puedo soportar mi cuerpo.
Soy esclavo del aliento en el que el saki dice:
“Toma otra copa”, y no puedo hacerlo.

Esto –reza Idris Shah- es una clara referencia a la condición alcanzada bajo la dirección de maestros sufíes, cuando lo que fue una experiencia extática se convierte en una percepción real de la dimensión oculta que hay más allá de la embriaguez metafórica”
La poesía es solamente un estado de la conciencia. Y ésta es imprescindible tanto para escribirla como para leerla. Como dijo el maestro sufí “El vino contiene agua, azúcar, fruta y color. Mézclalos y no producirás vino”.

Deseo pues, con estas copias, realizar un homenaje a Omar Khayyam, más allá de la poesía, de la poesía pedestre tan de los tiempos, sino del reino del misterio interior, lamentablemente vedado para muchos, oro puro para los que penetran en él con la luz de la trascendencia. Alguno preguntará, y ¿por dónde, por qué puerta se penetra? Me resigno a contestar con las palabras del propio Khayyam:

"¡Estúpidos! ¡La senda no es ésta ni es aquélla!”
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