Lluvia en las cenizas

La respuesta fue hermosa: llovió al norte, y tras la cortina de lluvia se presentó un fantasma de mi pasado reclamando respuestas. Tenía en su porte aquella antigua manera de sojuzgarme, pero todo fue inútil para esa sombría figura: en el sueño sabía que ella no volvería a obtener nada; pues aquél que fui, ese quien podría responder mecánicamente a su embrujo severo (repetido siempre en los fríos encuentros) ha desaparecido, mejor dicho, está muerto: yace en las cenizas y ha sido liberado por el agua.
Etiquetas: cenizas, lluvia, fantasma
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