Lluvia en las cenizas
En el sueño encontré mucha ceniza. Sobre la ceniza caí de rodillas y oré. Los rescoldos apagados mostraban su cuerpo yerto, ni una sola señal del antiguo fuego aparecía sobre esa superficie de celeste arena, derramada por todas partes. Apretaba mi corazón una energía de angustia que brotaba de aquellos tizones grises, y conjuré su hálito con un signo de poder divino realizado con devoción e intensidad.
La respuesta fue hermosa: llovió al norte, y tras la cortina de lluvia se presentó un fantasma de mi pasado reclamando respuestas. Tenía en su porte aquella antigua manera de sojuzgarme, pero todo fue inútil para esa sombría figura: en el sueño sabía que ella no volvería a obtener nada; pues aquél que fui, ese quien podría responder mecánicamente a su embrujo severo (repetido siempre en los fríos encuentros) ha desaparecido, mejor dicho, está muerto: yace en las cenizas y ha sido liberado por el agua.
Etiquetas: cenizas, lluvia, fantasma
La respuesta fue hermosa: llovió al norte, y tras la cortina de lluvia se presentó un fantasma de mi pasado reclamando respuestas. Tenía en su porte aquella antigua manera de sojuzgarme, pero todo fue inútil para esa sombría figura: en el sueño sabía que ella no volvería a obtener nada; pues aquél que fui, ese quien podría responder mecánicamente a su embrujo severo (repetido siempre en los fríos encuentros) ha desaparecido, mejor dicho, está muerto: yace en las cenizas y ha sido liberado por el agua.
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