sábado, diciembre 13, 2008

Un duende en la Bienal


Junto a Gabriel Chávez, estuvimos presentes en la VIII Bienal do Livro, realizada en Fortaleza, Estado de Ceará, Brasil. Los sucesos vividos durante aquellos diez días quedarán impresos en nuestra alma.

Nuestra embajada llevó consigo una colección casi completa de El Duende de Oruro (acaba de publicar su mágico número 400), gentileza de Benjamín Chávez, la cual fue expuesta y luego donada a la Fundación que propicia el evento, junto con el Gobierno del Estado de Ceará.

Un duende boliviano hizo su aparición entre los libros y revistas de todo el continente. ¿Cómo precisarlo? Parece cosa de nigromantes, y siento decir que carecemos en la alforja de suficientes elementos para convocarlo en este espacio, acaso sería prudente nada más reducirnos a comentar un par de párrafos sobre la bienal. Vamos. Pero, ¿qué decir, en suma, de la Bienal?

Floriano Martins es el primer nombre que nos llega al pensar en las actividades literarias no solamente de Ceará, sino de todo el Brasil. Su empuje lo ha transformado en el procurador cultural por excelencia, colocándose su nombre entre los principales gestores culturales del mundo latinoamericano. Así, no fue de extrañar que, impuesto de curador de la Bienal del libro de Ceará, la convocatoria haya sido amplia, y no solamente restringida a escritores de habla castellana y portuguesa, procedentes de las tres Américas, Portugal y países africanos de habla portuguesa, sino presentes también editores de libros y revistas, en un cuadro altamente interesante para el encuentro y la construcción de una patria mestiza americana, al menos del lenguaje, territorio incluyente y generoso, una especie de mar interior, hecho de verbo. Y en esta oportunidad con un tema que hace no solamente al encuentro, sino a su fecundación, a la creación a partir del encuentro, cual es el mestizaje.

Con este enriquecedor motivo, de nombre soberano y provocador: “El Mestizaje”, las delegaciones iban y venía a través del lujoso hotel Confort, cerca del amplio océano Atlántico que acariciaba con su brisa permanente los 28 grados de eterna primavera de Fortaleza, capital del Ceará. Entre los asistentes resaltaron con su presencia los directores de las revistas de poesía Trilce de Chile, Confabulación de Colombia, Blanco Móvil de México, y Alforja, que acaba de cambiar de nombre para fundar “La Otra”, también de México. Bellamente las pequeñas editoriales emergían entre las ya grandes y conocidas, tal el caso de Argonauta de Mario pellegrini, hijo de Aldo Pellegrini fundador, junto a Marino Cassano y Elías Piterbarg del primer grupo surrealista sudamericano. Asunto nada casual, dado que un fuerte grupo de poetas brasileños apuestan por el surrealismo, no como un todavía, sino como un modo eterno de enfrentar la poesía. Así, se entiende la presencia de los nadaístas Jota Mario Arveláes, Sergio Mondragón y Claudio Willer, dando un toque especial al encuentro poético, parte esencial de esta ya histórica bienal, otro nudo, en la cuerda que intenta amarrar, acaso cubista, acaso intrépida, asombradas de comprenderse, las poéticas latinoamericanas.


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