jueves, julio 22, 2010

Todos somos extranjeros

En esta edición del blog deseo expresar un homenaje a Carlos Edmundo de Ory, poeta, ensayista, epigramista y traductor español.

En su reseña biográfica diremos que fue nacido en Cádiz en 1923, hijo del poeta modernista Eduardo de Ory. Como hombre de su época no fue ajeno a los ismos. Fundador del Postismo, autor del manifiesto introrrealista, donde aboga por la creación del arte como manifestación de la realidad interna del hombre, expresado en un lenguaje que ha de surgir como intervención a partir de misteriosos estados de conciencia.

Los honores humanos no le han sido indiferentes, en ello cabe entrañablemente informar que fue declarado “Hijo predilecto de Andalucía” por la propia Junta de Andalucía.

Seductoramente, el 6 de noviembre de 2007 deja un mensaje en la Caja de las Letras en el Instituto Cervantes, que no se abrirá hasta 2022. Esto de la Caja de las Letras es un espacio que El Instituto Cervantes utiliza, aprovechando que ocupa la antigua sede del Banco Central, que es una cámara acorazada en el sótano del edificio Cervantes de su sede de la calle Alcalá, 49, de Madrid, para que grandes personajes de la cultura hispánica depositen un legado que no se abrirá hasta la fecha que ellos decidan. Otros que han dejado el legado en la Caja de las Letras, y que queremos nombrar, son Antonio Gamoneda, que se abrirá también en 2022, y José Emilio Pacheco, quien no quiso que fuera secreto y depositó sus dos últimos libros.

Carlos Edmundo de Ory, hermano poético, sin duda, en esto que copio:

Todos somos extranjeros

Ignoramos el nacionalismo idólatra. Amamos todos los países. Todos somos extranjeros. Las lenguas, los tipos étnicos, nada cambia en nuestra condición humana de exiliados en el mundo: la patria está en otra parte... Allá donde las fronteras están abolidas; allá donde se ha establecido la civilización común; allá, donde han sido alcanzados los fines dignos de la humanidad entera.

¿Cosmopolitas? No: es demasiado lujo. ¿Universales? No: demasiado culto.

¿Humanistas? No: demasiado científico. ¿Ciudadanos del mundo? Eso deseamos. No está permitido.

Somos todos extranjeros... con pasaportes falsos. Tenemos un ghetto: la tierra. Sin embargo, la tierra es nuestra.

Desde los tiempos bíblicos, desde Job hasta Charlot, aquel que ha venido a vivir sobre la tierra no tiene patria, salvo la tierra misma. El Hombre es el soldado de la Humanidad y su única arma es su grito ante el Universo, grito ahogado por la fanfarrias, los himnos, los cañones.

Somos todos extranjeros. El Hombre es en primer lugar el indígena de la tierra; después, y al mismo tiempo, el hombre a secas, el Extranjero. Es el campesino sin tierra de la Humanidad.

Somos todos extranjeros de un modo carnal. Somos todos carnales de un modo fraternal. Somos todos fraternales en una sola mirada. Más para ello, es necesario que todos nos miremos como extranjeros.

Escrito en Amiens, 1968.
Carlos Edmundo de Ory
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