lunes, septiembre 03, 2007

Los huesos de la lectura


En el Centro Patiño de Santa Cruz se está realizando una exhibición de pinturas, donde cada pintor ha sido interpretado por un escritor. En mi caso, me tocó trabajar con seis bellos cuadros de Natalia González, una joven pintora de 21 años. La muestra será presentada también en Santiago de Chile y Buenos Aires. Aquí publico uno de los cuadros y el texto.



Occipital
Adentro, el mundo de los escenarios: la música, las matemáticas, la literatura.


Tomo un libro, el libro se sumerge más allá de los párrafos que lo arman, pues guarda el sigilo de las cosas no escritas, entidades que hacen de ángeles de mi territorio. Merced a ellos se abren las compuertas de las bibliotecas personales.

Cóccix
Una figura, una sola, es la que intenta leer. Luego, cuando las palabras se apropian de los pensamientos, la figura, acaso sentada, abandona su parafernalia de yoes y se transforma en un ser invisible que penetra en la dimensión creada por el libro; así, el territorio se ha transformado en el paraje de los fantasmas, habitantes de los múltiples países que engendra la lectura. Periplo éste de mucha ventura, siglo xxi, precario y lleno de accidentes. ¿Por cuáles regiones irán mis pies, descalzos a causa de mi mundo incendiado de interferencias? ¿Podré huir de los celulares, de la demanda del correo electrónico, la intemperie del Chat, las películas inodoras de la televisión por cable? Si la lectura abre llaves dentro de mi mismo, ¿gobierno mi biblioteca, sé del catálogo, de la sección Infancia Amancillada?

Iliaco o Innominado
Mi intimidad nació un año después que mi respiración. Tiene el nombre de un poema, que leo y releo detrás de la ventana de la casa. Ya nadie puede sacar las sillas al alero, bajo el cual se podía tomar la sombra de la tarde mientras el poema volaba y huía de los horcones de cuchi.

Esternón
Sólo un idiota puede considerarse un único uno: somos legión. ¿Cuál de los legionarios es el que lee cuando leo?
Al fin, ya libre de mí mismo, me precipito al silencio, lugar de la lectura primordial.

Vértebra cervical
El cuerpo ya ha sido vencido por la lectura, mis hombros, por así decirlo, han desaparecido, ya soy libre del peso de las horas. Mis vísceras han tomado el vértigo de las líneas y los párrafos, voy en busca de la historia última, la que podría traducirme. La ciudad desaparece, la santa cruz, no es más que un episodio.


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