Castidad
La castidad -término hoy en lamentable desuso- ha sido senda y guía de muchos y grandes poetas, contrario a la brutal violencia de la lujuria que invade las calles, los aparatos modernos, la música en franco dislate, las noticias que la apresan para darle color a la ignominia, el discurso de los que gozan y abusan del escándalo para su gloria vulgar, los templos ya profanados, una cotidianidad impura.
Qué extraordinario es en este contexto acercase al poema que aquí se copia y que data del siglo X, en la elegancia de la España del Al-Andalus.
Durante el reinado del califa al-Hakam II (961-976) vivió Ibn Farach (también nombrado como Ibn Faray) de Jaén (m.970), autor del poema, y de una de las primeras antologías andalusíes: El Libro de los Huertos, el Kitab al-hada'iq, y que casi excede en valor a la famosa antología de Oriente el Libro de la Flor. El Libro de los Huertos, aunque perdido, se ha reconstruido en parte.
Poeta y antólogo arabigoespañol, cuyo nombre completo es Abú `Umar Ahmad b. Muhammad b. Faray al-Yayyáni (el de Jaén), sobre cuya biografía tenemos escasos datos. Sabemos que fue cortesano de los califas Abderramán III y Alhaquem II y que murió en la cárcel «por un delito del que se le acusó». Su producción poética, desperdigada en la obra de antólogos e historiadores de la literatura, ha sido recopilada por Elías Terés, el cual ha inventariado 14 fragmentos poéticos consagrados al cultivo de los géneros erótico y floral.
Castidad
Aunque estaba pronta a entregarse, me abstuve de ella,
y no obedecí la tentación que me ofrecía Satán.
Apareció sin velo en la noche, y las tinieblas nocturnas,
iluminadas por su rostro, también levantaron aquella vez sus velos.
No había mirada suya en la que no hubiera incentivos
que revolucionaban los corazones.
Mas di fuerzas al precepto divino que condena
la lujuria sobre las arrancadas caprichosas del corcel
de mi pasión, para que mi instinto no se rebelase
contra la castidad.
Y así, pasé con ella la noche como el pequeño camello sediento
al que el bozal impide mamar.
Tal, un vergel, donde para uno como yo no hay
otro provecho que el ver y el oler.
Que no soy yo como las bestias abandonadas
que toman los jardines como pasto.
Etiquetas: poesia, al-andalus, castidad
Qué extraordinario es en este contexto acercase al poema que aquí se copia y que data del siglo X, en la elegancia de la España del Al-Andalus.
Durante el reinado del califa al-Hakam II (961-976) vivió Ibn Farach (también nombrado como Ibn Faray) de Jaén (m.970), autor del poema, y de una de las primeras antologías andalusíes: El Libro de los Huertos, el Kitab al-hada'iq, y que casi excede en valor a la famosa antología de Oriente el Libro de la Flor. El Libro de los Huertos, aunque perdido, se ha reconstruido en parte.
Poeta y antólogo arabigoespañol, cuyo nombre completo es Abú `Umar Ahmad b. Muhammad b. Faray al-Yayyáni (el de Jaén), sobre cuya biografía tenemos escasos datos. Sabemos que fue cortesano de los califas Abderramán III y Alhaquem II y que murió en la cárcel «por un delito del que se le acusó». Su producción poética, desperdigada en la obra de antólogos e historiadores de la literatura, ha sido recopilada por Elías Terés, el cual ha inventariado 14 fragmentos poéticos consagrados al cultivo de los géneros erótico y floral.
Castidad
Aunque estaba pronta a entregarse, me abstuve de ella,
y no obedecí la tentación que me ofrecía Satán.
Apareció sin velo en la noche, y las tinieblas nocturnas,
iluminadas por su rostro, también levantaron aquella vez sus velos.
No había mirada suya en la que no hubiera incentivos
que revolucionaban los corazones.
Mas di fuerzas al precepto divino que condena
la lujuria sobre las arrancadas caprichosas del corcel
de mi pasión, para que mi instinto no se rebelase
contra la castidad.
Y así, pasé con ella la noche como el pequeño camello sediento
al que el bozal impide mamar.
Tal, un vergel, donde para uno como yo no hay
otro provecho que el ver y el oler.
Que no soy yo como las bestias abandonadas
que toman los jardines como pasto.
Etiquetas: poesia, al-andalus, castidad
4 Comments:
la pureza de la cotidianeidad, lo sublime de la contemplación. qué maravilloso! será muy difícil encontrar esos 14 fragmentos poéticos recuperados? Un abrazo, Gary. Ha sido muy reconfortante esta visita.
Olá!
Tengo este poema de Ibn Farach en mi blog y estoy buscando la red sobre él. Así es como he encontrado este sitio.
Al parecer, Ibn Farach fue partidario del "amor udrí" y también busco información sobre esto.
Si quiere leer el poema "castidad" en portugués:
http://almariada.blogspot.com/2009/02/castidade.html
Es casi igual, ¿no?
Todo lo bueno para usted! :)
Acabo de ver que também gosta de Fernando Pessoa e tem um link para uma página em português.. :)
Por isso agora escrevo em português:
tudo bom para si! :)
Almariada,
no sé de cuando es tu comentario. El poema en portugués es prácticamente el mismo que en castellano. Pues, en realidad, son la misma lengua: un latín moderno desperdigado gracias a los distintos paisajes y valles de su vitalidad. Un abrazo
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