martes, agosto 17, 2010

Viendo llover en Comala


Me parece extraño estar escribiendo estas palabras. Se rompió el diálogo: Ronald Roa ha fallecido.

Nos unía la curiosidad y la admiración por el pintor, poeta y escritor Arturo Borda, y la preocupación por la historia. Esa extraña mentira a medias que nos fascina, pues toda historia se escribe desde el presente, cargado de sus cuitas, sus miradas condicionadas por su modernidad, y el peso de las otras miradas escritas en presentes distintos para aceptar o desecharlas según la intención que lleve al sujeto. En ese contexto, ser objetivo es verdaderamente un reto.

Ronald guardaba una notable colección sobre Arturo Borda que fue construyendo poco a poco, comprando cartas, fotografías, objetos del artista. Esta devoción lo llevó finalmente a publicar un libro de 262 páginas que vimos editado por el Banco Central de Bolivia en la última feria del libro de Santa Cruz: "Arturo Borda, historia desconocida de un artista boliviano". Me confesó, diez días antes de su muerte, que se había cortado mucho de lo que quería publicar, y –no sé si yo lo afirmé, o coincidimos- ameritaba un segundo volumen que completara aquel y nos mostrara todo lo que Roland Roa había recogido de Borda.

¿Qué se puede decir de la muerte? Un rayo acaba de destruir un avión –y partirlo en dos- en la isla San Andrés, la más grande del archipiélago Providencia, en el Caribe de Colombia, de un vuelo a punto de aterrizar. Dicen que hubo una sola persona muerta.

Es una fuerte pérdida.

Cerraré el post con un poema que intenta responderme:

Viendo llover en Comala

Pasan las horas
los días como gotas
y la lluvia se precipita
arrecia.

Entonces también la lluvia escampa
pasa
casi sin ruido
hacia la noche.
eXTReMe Tracker