El ala y la serpiente
I
Para volar, dijo el ángel, el ala necesita de la axila. Un raro movimiento surge, entonces, por esa boca peluda que aparece bajo el hombro y que se abre y se cierra allá en los aires como un sueño, mientras la tierra cruza a nuestros pies girando en un vértigo divino. Nadie sabe cómo, pero esto nos aleja, que es lo mismo que acercarse y entrar al inefable cielo.
El lugar imperfecto
Editorial Gente Común, 2005
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